La manipuladora
Puedo manipular las emociones de cualquiera que me lo permita.
Les hago sufrir, les hago llorar, les hago reír y suspirar.
Pero a él mis palabras no le afectan. Sobre todo cuando le suplico que se vaya.
Siempre está ahí, observándome y esperando.
Y yo no soy capaz de apartar la mirada.
Especialmente cuando lo único que deseo es que se acerque.
La sombra
No pretendía enamorarme.
Pero, ahora que ha ocurrido, no puedo mantenerme lejos de ella.
Me fascinan su sonrisa, sus ojos, cómo se mueve…
Cómo se desnuda...
Continuaré observándola y esperando. Hasta que caiga en mis redes.
Y, cuando lo consiga, no la soltaré nunca.