El plan de verano de Ware es que lo dejen en paz para poder pasarlo en su mundo.
Pero sus padres tienen otros planes para él.
Por ejemplo, mandarlo a un campamento donde tendrá que relacionarse con chicos de su edad, como se supone que hacen los muchachos normales.
Pero Ware no es normal.
Afortunadamente para él, Jolene tampoco.
Esa chica reservada y su huerto en el solar de una iglesia en ruinas serán su salvación. Juntos, la terrenal Jolene y el soñador Ware construirán un castillo que se convertirá en su refugio.
Y ambos serán capaces de lo que sea para evitar que nada ni nadie les arrebate el único lugar del mundo real que realmente les importa.