En un apartamento de Londres, dos niños afrontan la tristeza por la inesperada muerte de su madre. Tras el fallecimiento de su esposa, el padre es un hombre a la deriva. En medio del desconsuelo, la familia recibe la visita de Cuervo —antagonista, embustero, protector, terapeuta, niñero—, una ave negra y picuda que amenaza con quedarse en la casa hasta que sanen las heridas familiares.
«Esta es una carta de amor al dolor indescriptible y a la formidable belleza del mundo. La vida es sombría. La vida es divertida. Esta es una carta de amor a mis familiares, vivos o muertos. Es una carta de amor a la poesía, a los cuentos para niños, a las fábulas, a los mitos, a los ensayos y a los dramas teatrales. Al acto de leer de forma amplia y libre, al acto de reimaginar y reinventar cuanto hemos leído. A quienes entrarían bramando en una biblioteca cual cuervo gigante y borracho, para devorar y engullir entre gritos y alaridos.