«Te apuesto a que no eres capaz de acostarte con la chica más fea del local.»
Zeta le dio un trago a su whisky y se quedó mirando a su amigo con cierta indiferencia. Normalmente no solía entrar en ese tipo de juegos, pero estaba hastiado y no tenía nada mejor que hacer, así que no lo pensó demasiado y, con un encogimiento de hombros, aceptó.
Tras una traumática ruptura amorosa que la había llevado a encerrarse en su piso durante unos meses para autocompadecerse, Abi accedió por fin a salir una noche con sus amigas. No estaba en su mejor momento, por lo que cuando aquel chico impresionante de ojos azul océano y pinta de modelo de pasarela se acercó a ella para invitarla a una copa, pensó que se trataba de un malentendido.
Así es como comienza la historia de Abigail y Zeta. Una historia llena de mentiras, verdades a medias, pasión desmedida, autodescubrimiento y, sobre todo, mucho mucho corazón.