Vivimos en tiempos cibernéticos en los que lo transido como abati- miento, preocupación, angustia, intranquilidad y dolor moral intenso se ha de situar dentro de un cibermundo caracterizado por lo no previsto, lo incalculable y la inseguridad en lo económico, político y social.
La compresión de este panorama actual es buscar el sentido a la vida que tiene que ver con una responsabilidad ética, como perseguir y luchar por el valor de la paz en el mundo, en un aquí y ahora, sin ignorar las situaciones difíciles y no rehuirle a la realidad en que vivimos.