2 DE MARZO DE 1810... HOY ME HE ENAMORADO.
Miranda Cheever apuntó ese secreto en su diario con solo diez años. Y es que la fascinación que el atractivo Nigel Bevelstoke, vizconde Turner, le despertó con un ligero beso en su manita selló su destino para siempre. Y eso no fue todo: le prometió que con el tiempo se convertiría en una mujer hermosa e inteligente, lo que terminó de conmover a la niñita que por entonces no mostraba ningún signo de llegar a ser una belleza. Diez años después, el tiempo ha tratado bien a Miranda, pero ha transformado a Nigel en un hombre solitario, incapaz de superar su terrible dolor, y que además juró no volver a casarse después de enterrar a su esposa. Sin embargo, Miranda no está dispuesta a olvidar aquel secreto que con letra infantil y temblorosa escribió en su diario: que algún día haría todo lo posible para conquistar al amor de su vida.