Para ser una esclava en el Saint-Domingue de finales del siglo XVUI, Zarité había tenido buena estrella: a los nueve años fue vendida » Toulouse Valmorain, un rico terrateniente, pero no conoció ni e agotamiento de las plantaciones de caña ni la asfixia y el sufrimiento de los trapiches, por- ^ que siempre fue una esclava doméstica. Su bondad natural, fortaleza de espíritu y honradez le permitieron compartir los secretos y la espiritualidad que ayudaban a y^:^- . sobrevivir a los suyos, los esclavos, y conocer las miserias de los amos, los blancos.
Zarité se convirtió en el centro de un microcosmos que era un reflejo del mundo de la colonia: el amo Valmorain, su frágil esposa española y su sensible hijo Maurice; el sabio Parmentier; el militar Reíais y la cortesana mulata Violette; Tante Rose, la curandera; Gambo, el apuesto esclavo rebelde... y otros personajes de una cruel conflagración que acabaría arrasando su tierra y lanzándolos lejos de ella.
Al ser llevada por su amo a Nueva Orleans, Zarité inició una nueva etapa en la que alcanzaría su mayor aspiración: la libertad. Más allá del dolor y del amor, de la sumisión y la indepen-dencia»de sus deseos y los que le habían impuesto a lo largo de su vida, Zarité podía contemplar su existencia con serenidad y concluir que había tenido buena estrella.