García Gual nos deslumbra una vez más valiéndose de la fuerza de los mitos.
Pocos relatos condensan tanta carga simbólica como el de Prometeo, el dios que roba el fuego, el rebelde, el escultor creador de los humanos.
El relato prometeico ha estimulado la imaginación desde los tiempos de Hesíodo (s. VII a. C.) hasta hoy, cuando ilustra las más utópicas promesas tecnológicas.