Poco antes de la medianoche entre el sábado 3 y el domingo 4 de julio, 1982, un abrumado hombre de 71 años de edad está sentado en un antiguo sillón de barbero forrando en piel, instalado en el baño de su oficina. Repasa minuciosamente los detalles de sus últimas conversaciones con su yerno, que lo espera afuera sin sospechar que no saldrá de allí por su propio pie...