En un lenguaje coloquial y sencillo, característico del tono familiar que empleaban los actores de comedia, las fábulas del esclavo tracio Fedro (15 a.C.-55 d.C.) introdujeron en Roma el género difundido previamente con gran popularidad bajo el nombre del griego Esopo. En estas breves narraciones, el autor se aplica a la sátira social y critica ciertos comportamientos y situaciones injustas: en ellas intervienen hombres y animales que, (según la convención del género, hablan y relatan sus aventuras) a menudo en episodios teñidos de frescura y jovialidad, pero la moraleja final sirve para recordar al lector que en relato subyace un propósito serio y didáctico. El presente volumen recoge el centenar largo de fábulas que la tradición y la moderna filología atribuyen al autor.
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