Este es un libro singular que pondrá en crisis las naciones ortodoxas del historiador, porque coloca al discurso historicista, de nuevo, como en los orígenes, junto al literato, muy próximo al lánguido semblante del poetas, y hasta hace sospechosa la noción de causa. Es una historia que atraviesa conscientemente la lengua, y nos arroja sin piedad sobre nuestro pasado, sin olvidar que la historia verdadera es siempre, en cierto sentido, una historia del presente.