Por sus bajas calificaciones, a Claridiana la envían a la casa de campo de los abuelos. Ella pensó que se aburriría como una lechuga sin vídeos, canciones y pantallas móviles, pero en medio de la naturaleza y los libros de la tía Emelinda encontró la más extraordinaria aventura que jamás imaginó, de la mano del más diminuto de los caballeros y a lomos de la más sorprendente cabalgadura.