Traducida al español por primera vez, La fuga de Siberia en un trineo de renos es la obra de un revolucionario impetuoso, sí, pero no tiene nada de alegato político o propaganda. Como protagonista de la Revolución de 1905, sofocada por el poder zarista, un Trotsky de 27 años es enjuiciado y deportado de por vida a Siberia. El destino final está situado sobre el Círculo Polar Ártico, a 1600 km de la estación de tren más cercana. En una de las postas del trayecto, el prisionero inicia la fuga a través de la estepa siberiana, territorio salvaje y extremo, con temperaturas por debajo de los -25ºC y poblaciones con costumbres, penurias y solidaridades que él no conoce. Este es el relato en primera persona de esas jornadas extenuantes, llenas de acechanzas. Temiendo cada minuto por su captura y confiando su vida y su libertad al imprevisible cochero Nikifor, que no para de beber, Trotsky se convierte, acaso contra su voluntad, en un viajero. Transita por la tundra, se fascina con los renos, pasa las noches junto al fuego como un siberiano nómade más, urde estrategias para no ser reconocido, toma notas mientras se asegura de tener a mano el revólver como último recurso para defenderse. Diario de viaje escrito sobre la marcha, agitado por el suspenso y la expectativa, La fuga de Siberia nos muestra la intimidad del joven Trotsky, y a un narrador literario en estado puro.
En 2016 sucedía algo impensable: Donald Trump se alzaba con la presidencia de Estados Unidos. El candidato del Partido Republicano llegaba al Despacho Oval gracias a un equipo de personajes sin escrúpulos que utilizaría el espionaje masivo, el potencial de las redes sociales y las cloacas de internet para convencer a un electorado golpeado por la crisis económica y la falta de expectativas.
Casi al mismo tiempo, un enigmático cibernauta que respondía al nombre en clave de «Q» comenzó a difundir la existencia de una gran conspiración orquestada por los demócratas para socavar los planes del nuevo líder. Entre los millares de seguidores de aquel «ciudadano anónimo» se dan la mano conspiracionistas de todo tipo, desde defensores del terraplanismo a negacionistas del coronavirus, de milicianos de extrema derecha a telepredicadores, agoreros y ex militares. Las proclamas de aquel «patriota en la sombra» y otros miembros de la «derecha alternativa», y las declaraciones de un Trump que no aceptó la derrota en las siguientes presidenciales, crearon un estado de crispación que desembocó en el asalto al Capitolio en enero de 2021. Un año después, Joe Biden no ha conseguido unir a los estadounidenses.
El fracaso de sus políticas ha fortalecido de nuevo a Trump: dos de cada tres votantes republicanos creen que le robaron las elecciones. Los «cibersoldados» de Q se cuentan por millares y están dispuestos a obtener el poder a cualquier precio. En estas páginas veremos cómo algunas teorías de la conspiración, las fake news y la historia alternativa fortalecen el discurso del odio, la polarización y la intolerancia, y pueden poner en peligro la supervivencia de la democracia.
La gran ilusión recoge los diarios del negociador jefe de la UE ofreciendo un relato paso a paso de cuatro años de disputas. Michel Barnier a menudo estaba desconcertado y con la misma frecuencia sorprendido por las ocurrencias de sus homólogos británicos y el caos de la política del Reino Unido durante los más de cuatro años que negoció el acuerdo de retirada del Brexit en nombre de la UE.
Ante nuestros ojos, más o menos abiertos, se está desplegando una batalla geopolítica a nivel planetario que pronto dará lugar a un nuevo paradigma energético. Ya hay un número cada vez mayor de vehículos eléctricos en nuestras carreteras, de ordenadores portátiles que funcionan todo el día con una sola carga y de paneles solares que nos ofrecen electricidad desde nuestros tejados, y todo ello depende de un único objeto: las baterías de litio. Aunque aún sea incipiente, esta revolución se está produciendo a una velocidad vertiginosa, con el potencial de redirigir todas las industrias clave de nuestra sociedad y la realidad cotidiana de nuestras existencias. Pero ¿hacia dónde? Tal como demuestra este libro, el negocio del litio está lleno de claroscuros: así, nos encontramos con el yerno de Pinochet manejando entre bambalinas una de las mayores empresas productoras de este material, y descubrimos que el reciente golpe de Estado contra Evo Morales ha sido renombrado el «golpe del litio» (lo adivinaste: Bolivia ostenta la mayor reserva mundial de este mineral). Por otro lado, incontables informes y activistas medioambientales están demostrando cómo las minas de litio contaminan gravemente los acuíferos y hasta qué punto se ha generalizado la falsificación de los informes de emisiones que hacen las grandes marcas de automóviles en relación con sus vehículos eléctricos. Desde los lagos salados de la meseta tibetana (bajo la despótica ocupación china), hasta los salares de Latinoamérica (el tradicional patio trasero de Estados Unidos); a lo largo de los pasadizos de las minas del Congo y de los oscuros pasillos de los contratistas japoneses, coreanos y norteamericanos hasta el despacho del presidente Xi Jinping, este libro se infiltra en la lucha de las gran- des superpotencias por asegurarse los suministros estratégicos con los que controlar el mundo que viene, advirtiéndonos a un tiempo del impacto medioambiental de esta revolución y de los límites objetivos de la electrificación y del reciclaje.
CAPITALISMO, SOCIALISMO, DEMOCRACIA, NACIONALISMO, HEGEMONÍA, DEUDA, TECNOCRACIA, GEOPOLÍTICA, POPULISMO, GLOBALIZACIÓN, NEOLIBERALISMO, CRISIS… son algunos de los términos que conforman la enmarañada jungla semántica en la que debemos abrirnos paso para entender el mundo contemporáneo.
Palabras que pasan por una suerte de ciclo de vida conceptual: surgen y ganan vigencia en un momento histórico determinado, son objeto de batallas discursivas y, con el tiempo, según van adquiriendo distintas connotaciones y la confusión ideológica sustituye su contenido original, se desvirtúan perdiendo su significado inicial.
Este libro puede consultarse como un glosario en el que aclarar qué se está diciendo cuando se emplean estos términos en cuestión. Pero puede también leerse como la historia de los últimos dos siglos, es decir, de las agitaciones en los mercados y en la política que han conformado el mundo global como hoy lo conocemos. Un doble abordaje que pretende restaurar la riqueza de los significados originales, devolver sentido a los debates actuales y poner la bases para seguir incrementando el léxico con el que comprendernos en el futuro.
¿Qué hay detrás de la llamada guerra de las plataformas? ¿Se trata de conseguir suscriptores o de algo más? ¿Es una guerra nueva?
El combate entre las plataformas de streaming por dominar el mercado no es sino el capítulo más reciente de la guerra por el control de los medios de difusión de cultura, saber, memoria y ficciones que se libra desde la antigüedad.
Cambian los soportes, pero la lucha es en esencia la misma: los papiros, los pergaminos, las primeras bibliotecas, los copistas medievales, el paso al libro impreso, el kinetoscopio y la guerra de las patentes desatada por Edison, el cine, el VHS y el Beta, Macintosh y Windows, Netscape y Microsoft, Google y Facebook, y ahora Netflix, HBO, Amazon y demás contendientes que libran la batalla por la hegemonía de la innovación, el control y el poder.