Un libro intrigante que nace de uno de los reportajes de investigación más impactantes de los últimos tiempos, Papeles de Facebook, y que es a la vez un ejercicio sobre los límites de la etica en el capitalismo y, concretamente, en la era digital. A partir del caso de Facebook, los archivos confidenciales que se filtraron en The Wall Street Journal, sus consabidos escándalos y fallos en el formato surgieron estas preguntas: ¿que parte pudo tomar la compañía de Mark Zuckerberg y no tomó? ¿Que hay detrás, acaso una política agresiva de ampliación de mercado?
La historia del siglo XX ha producido una innumerable cantidad de figuras fascinantes, de biografías volcadas en los procesos revolucionarios y en las trágicas guerras que atravesaron el siglo. Paul Mattick es sin duda una de ellas. Obrero tornero, desde muy joven implicado en la izquierda comunista alemana, víctima de la violenta represión que siguió a la Revolución de 1918 y siempre volcado en una continua actividad de autoformación y discusión. La singularidad de Mattick se cifra en una fidelidad sin mediaciones al principio que impulsó al movimiento obrero desde la Primera Internacional: que la revolución solo puede ser obra de los trabajadores mismos. Por eso, fue un crítico temprano e implacable no solo del reformismo, sino del leninismo bolchevique. A la vez, defendió la posibilidad de otro tipo de comunismo, resultado de las instituciones democráticas de poder obrero, los soviets, los consejos.
Condenado, como tantos otros, a la inactividad política en los años de la Guerra Fría, su esfuerzo se volcó entonces en una tarea que ya había comenzado a desarrollar en la década de 1930: el estudio de la tendencia a la crisis del capitalismo. El análisis de los límites y las contradicciones de la acumulación de capital parecían apuntar, inevitablemente, al colapso del sistema capitalista y con este a la posibilidad de una alternativa revolucionaria. En este sentido, destacan los trabajos teóricos en los que aborda las hipótesis primeras de Marx acerca de la caída de la tasa de ganancia, pero también sobre el New Deal y los límites de la economía mixta (Keynes), además de la discusión acerca de la tesis del capitalismo monopolista de Estado de Baran y Sweezy. Igualmente significativa es su crítica a Marcuse, así como a la conversión del marxismo en una ideología burguesa o el estudio del incipiente ecologismo de los años setenta. Temas, todos ellos, que tienen una abundante representación en los artículos contenidos en este volumen, y que convierten este libro en seguramente la representación más completa de su obra publicada en castellano.
Las recetas de los mejores economistas del mundo para acabar con el mayor problema de nuestro tiempo
La desigualdad económica es el problema crucial de nuestro tiempo. En Estados Unidos, el 1 por ciento más rico de la población tenía, en la década de 1970, el 25 por ciento de la riqueza. Hoy posee casi el 40 por ciento. El porcentaje de hijos que ganan más que sus padres ha pasado del 90 por ciento en la década de 1940 a alrededor del 50 por ciento en la actualidad.
En Combatiendo la desigualdad, algunos de los economistas más relevantes del mundo nos traen buenas noticias: contamos con las herramientas para revertir este aumento de la desigualdad.
Renombrados economistas como Daron Acemoglu, Gabriel Zucman, Peter Diamond, Philippe Aghion o David Autor explican cuáles de esas herramientas son más efectivas. En general, están de acuerdo en que debemos diseñar políticas públicas contra la desigualdad económica; también en que la desregulación y los estímulos económicos no bastarán.
Sin embargo, hay otras cuestiones que suscitan debate: ¿funcionarán mejor las políticas de redistribución o las de predistribución? ¿Será necesario subir los impuestos? ¿Es mejor aumentar los ingresos con impuestos sobre la riqueza, como el de patrimonio, o con tasas que recaudan mucho, como el IVA?
Además, los autores abordan los aspectos filosóficos de la desigualdad: ¿es mala en sí misma o lo son sus consecuencias? ¿Cuáles son los riesgos y los beneficios de intervenir para cambiar el modelo productivo o alterar el comercio? ¿Hacia dónde deberían orientarse las políticas del futuro?
El cambio climático es una realidad inapelable. Sin embargo, tras décadas de campañas de peticiones, protestas y manifestaciones, la industria fósil sigue creciendo, al igual que las temperaturas, el nivel de los mares y otros fenómenos climáticos extremos. Si nos lo estamos jugando absolutamente todo, nuestra vida y nuestro futuro, ¿por qué no hemos ido más allá de la protesta pacífica? Andreas Malm (experto mundial en cambio climático, además de militante comprometido con el sabotaje de minas de carbón y vehículos hipercontaminantes) lanza una ardiente llamada para que el movimiento climático intensifique y diversifique sus tácticas con el objetivo de evitar el colapso ecológico. Así, Malm nos ofrece una breve historia de nuestros derechos fundamentales (de la abolición de la esclavitud a la Primavera Árabe, pasando por la revuelta de las sufragistas, las luchas obreras y el Movimiento por los derechos civiles) y concluye de forma irrefutable que, en todos estos casos, la destrucción de la propiedad y la violencia fueron imprescindibles para obtener los privilegios que hoy disfrutamos muchos y dan sentido a nuestras existencias. Consecuentemente, ahora que está en riesgo el derecho a la vida, necesitamos detener de inmediato la extracción de combustibles fósiles destinada a seguir enriqueciendo a unos pocos. ¿Cómo? Vinculando la militancia climática a una corriente anticapitalista amplia. Recordando que la lucha por llegar a fin de mes y por evitar el fin del mundo son la misma. Atreviéndonos a poner rostro a nuestro enemigo: «Más capas de hielo, menos jets privados». Asumiendo que nos jugamos demasiado como para que el movimiento climático siga siendo el primo educado de la gran familia de la agitación social. Aprendiendo a perturbar la normalidad del capital fósil y de sus inversiones con nuestras acciones y nuestros cuerpos. Necesitamos, en definitiva, empezar a dinamitar algunos oleoductos.
En Cómo fabricar a una feminista, Sara Huff proporciona valiosos antecedentes históricos e investigación sobre el feminismo, así como proporciona experiencia de primera mano sobre la formación de una verdadera feminista y la destrucción total que le espera si continúa por el camino del verdadero feminismo.
La autora responde a preguntas sobre el feminismo verdadero como:
¿Qué es el verdadero feminismo?
¿Qué es una verdadera feminista?
¿Cuáles son las consecuencias?
Si uno se propusiera crear una feminista, ¿cómo lo haría?
Si una se convirtiera en feminista y viera lo que es el verdadero feminismo, ¿seguiría siendo una?
¿Cuál es el objetivo final del feminismo?
¿Existe una verdadera libertad dentro del feminismo o el fin es un ejercicio en vano?
¿Cómo se garantiza que la generación del mañana no sea víctima de la cosmovisión del feminismo?
¿Cómo rescatar a los que ya han sido víctimas de él?
Vivimos en una sociedad bombardeada con amenazas y mensajes de miedo. ¿Quién se beneficia de ello? ¿Cómo comprender cómo funciona el miedo?
Uno de los principales impulsores de la cultura del miedo es el desmantelamiento de la autoridad moral. El miedo parece proporcionar una solución provisional a la incertidumbre moral y, por esa razón, es objeto de interés por parte de colectivos e individuos. Furedi predice que hasta que la sociedad encuentre una orientación más positiva hacia la incertidumbre, florecerá la politización del miedo.
La sociedad es continuamente bombardeada con mensajes de amenazas incalculables e ingobernables, que instauran la impotencia y la pasividad; crece así la sensación de ansiedad y la constante búsqueda de nuevas formas de seguridad, tanto física como ontológica. ¿Cuáles son los impulsores del miedo? ¿Cuál es el papel de los medios en su promoción? ¿Quién se está beneficiando? Si comprendemos cómo funciona el miedo, podremos fomentar actitudes que ayuden a lograr un futuro más sereno.