En los albores de un nuevo siglo, en un invierno característico de Filadelfia, nace Alma Whittaker. Su padre, Henry Whittaker, es un explorador botánico audaz y carismático cuya vasta fortuna oculta unos orígenes humildes: comenzó de pilluelo en los jardines Kew de Sir Joseph Banks y de grumete a bordo del Resolution del capitán Cook. La madre de Alma, una estricta holandesa de buena familia, sabe tanto de botánica como cualquier hombre.
Niña independiente, con una sed de conocimientos insaciable, Alma no tarda en adentrarse en el mundo de las plantas y de la ciencia. Sin embargo, a medida que el minucioso estudio de los musgos la acerca más y más a los misterios de la evolución, el hombre al que ama la arrastra en la dirección opuesta: al mundo de lo espiritual, lo divino y lo mágico. Ella es una científica de mente despejada; él es un artista utópico. Pero lo que une a esta pareja es la pasión compartida por el saber: el desesperado deseo de comprender cómo funciona el mundo, de qué están hechos los mecanismos de la vida.
La joven Kambili, de quince años, y su hermano mayor Jaja llevan una vida privilegiada en la ciudad de Enugu. Viven en una hermosa casa y frecuentan un elitista colegio religioso, pero su vida familiar dista mucho de ser armoniosa. Su padre, un poderoso y respetado hombre de negocios, es un fanático católico que alienta expectativas de cariño imposibles de cumplir. Cuando los jóvenes visitan durante unos días a la cariñosa y atrevida tía Ifeoma en su humilde apartamento, descubren un mundo totalmente nuevo: el rico olor a curry que inunda el lugar, las continuas risas de sus primos, las flores exuberantes, la calidez, el respeto a las ideas, la libertad, el amor y la ausencia de castigos. Al regresar a su hogar, transformados por la libertad conquistada, la tensión familiar crece de forma alarmante.
En La flor púrpura oímos la voz de una juventud que rechaza las prohibiciones que se ciernen sobre su vida y que ahogan a su pueblo. Un relato tierno, sereno y conmovedor sobre los lazos familiares, la pasión de la adolescencia y la represión, y que trasciende el paisaje de una Nigeria convulsa para cobrar un cariz universal.
A veces, volver para decir adiós es lo único que puede salvarnos.
¿Qué ocurre cuando lo único que te queda es un corazón roto, un futuro incierto y la vuelta a la casilla de salida?
Darcy abandonó Tofino un día de diciembre, cargada de sueños rotos y promesas sin cumplir. Desde entonces, no ha hecho otra cosa que huir de los recuerdos y sus heridas.
Ahora, sus pasos la han llevado de nuevo al principio.
A un lugar donde el amor y la culpa colisionan.
Donde la lluvia cuenta historias y esconde secretos.
Porque hay instantes que marcan toda una vida.
Porque, a veces, volver para decir adiós es lo único que puede salvarnos.
Desde finales del siglo XIX y hasta los años cincuenta del siglo pasado, las jóvenes más humildes de los valles del Pirineo navarro y aragonés cruzaban a pie las montañas para trabajar en las fábricas de alpargatas del lado francés. Como las golondrinas, marchaban en octubre y regresaban en primavera, llenas de ilusión y cargadas de telas y enseres para el ajuar que constituiría su aportación a un futuro matrimonio.
Esperanza Ayerra es biznieta de Esperanza, una golondrina que cruzó los Pirineos en 1913 y a la que la mayor contienda mundial robó su porvenir. Es nieta de Esperanza, conocida como Perla, que no tuvo padre, ni marido, por el cruel destino de una España dividida. Es hija de Espe, una mujer que se tragó sus penas y a la que la historia dejó sin aire. Es el fruto de la frontera entre dos países que se alejan y se acercan cuando sus pobladores se enamoran.
Si solo lee un par de libros cada año, que La golondrina negra sea uno de ellos. Me he enamorado por completo de él. No se puede abandonar su lectura.»
Booksnob.dk (Dinamarca)
Cuando el profesor Kristian Storm aparece ahorcado en su oficina, su asistente Marie Skov se resiste a creer que su mentor haya podido suicidarse. El investigador acababa de regresar de un viaje al África Occidental y se disponía a revelar una escandalosa verdad sobre los programas inmunológicos en los países del tercer mundo. El detective Søren Marhauge tampoco confía en la versión oficial de los hechos.
En un momento crítico de su vida personal, asediada por los fantasmas del pasado, Marie debe lidiar con la polémica herencia del profesor y ayudar a Søren en una investigación más allá de las fronteras de la legalidad, tras la verdadera cara de la industria farmacéutica.
Horas antes de partir hacia su segunda vuelta al mundo, J. J. Benítez recibe una carta procedente de EE. UU. La carta es abierta, pero no leída. Juanjo embarca en el Costa Deliziosa y, en plena navegación, surge la pandemia del coronavirus. Y todo cambia. Lo que se presentaba como un viaje de placer se convierte en un caos. El escritor navarro lleva un cuaderno de bitácora en el que registra las incidencias de cada día. La gran catástrofe amarilla es una vertiginosa mezcla de aventuras, conversaciones, temores y esperanzas. Al regresar a España, Juanjo Benítez lee la carta procedente de California y queda atónito. Nada es lo que parece. El final del libro es de infarto.