Amar nunca fue tan peligroso como en «Enfrentados», de Mercedes Ron.
Descubre la autora Nº1 que ha seducido a más de 300.000 lectoras con CULPA MÍA
Marfil tiene 20 años y vive en Nueva York, pero no todo es tan idílico como parece: hace unos días fue secuestrada mientras paseaba por Central Park. Su padre tiene muy claro que la razón del secuestro ha sido para mandarle un mensaje: podemos llegar a ella.
A pesar de ser liberada, todo ha cambiado para Marfil: su vida no es la misma, y ella tampoco. Sobre todo porque ahora nunca está sola: siempre la acompaña Sebastian Moore, su guardaespaldas.
Sebastian demostrará ser el encargado perfecto para protegerla, sobre todo cuando comienzan a llegar las amenazas de muerte, aunque nunca hubiese pensado que la tarea más complicada no sería esa, sino mantener a Marfil Cortés alejada de él.
¿Está Marfil preparada para descubrir la verdad de su pasado? ¿Lo pondrá todo en riesgo la atracción que ha surgido entre ambos?
Cuando su padre la obliga a asistir a una escuela de esquí, Alice sufre un grave accidente que la marcará para siempre. A su vez, Mattia, un niño reservado, carga con las fatales consecuencias de un acto que cometió poco tiempo atrás. La infancia ha causado en Alice y en Mattia esa clase de heridas que difícilmente cicatrizan, y que los abocan a una soledad devastadora durante su adolescencia. Sin embargo, en el momento en que los dos se encuentren, nacerá la amistad y sus vidas se entrecruzarán hasta, en ocasiones, sentirse estrechamente unidos. Alice se dedicará a la fotografía, y Mattia desarrollará su talento para las matemáticas. Y sin embargo, igual que esos números especiales conocidos como «primos gemelos», algo los mantiene irremediablemente «solos y perdidos, juntos pero no lo bastante para tocarse de verdad», como piensa Mattia.
Esta es una historia de amor, de sueños y de vida. La de Valentina. La chica que no sabía que tenía el mundo a sus pies, la que creció y empezó a pensar en imposibles. La que cazaba estrellas, la que anhelaba más, la que tropezó con él. Con Gabriel. El chico que dibujaba constelaciones, el valiente e idealista, el que confió en las palabras «para siempre», y creó los pilares que terminaron sosteniendo el pasado, el ahora, lo que fueron y los recuerdos que se convertirán en polvo.
El thriller en que se basa la serie de TV The Alienist.
Nueva York, 1896. John Schuyler Moore, reportero de sucesos de The New York Times, recibe en plena madrugada la llamada de su antiguo compañero de Harvard, el famoso alienista (como se conocía entonces a los psicólogos) Laszlo Kreizler, quien le cita en el puente de Williamsburg, escenario de un horrible asesinato.
Theodore Roosevelt, jefe de policía de la ciudad, solicita la colaboración de ambos amigos para indagar el crimen, una atrevida iniciativa, pues el alienista es visto con desconfianza por una sociedad conservadora, que considera que un asesino nace y no se hace. A ellos se une Sara Howard, primera mujer que trabaja en la comisaría, y los hermanos Isaacson, pioneros en las nuevas técnicas de investigación.
Llegan Mick Herron y su multipremiada serie protagonizada por Jackson Lamb para modernizar, con brillantez y humor, el género del espionaje.
En breve, gran estreno de la serie en televisión/Apple TV+, con Gary Oldman como protagonista.
«La mejor serie de novela negra del siglo XXI.»
The Mail on Sunday
El reino del irreverente y sarcástico Jackson Lamb está en Londres y se llama Casa de la Ciénaga, un vertedero al que van a parar los miembros de los servicios secretos que han cometido un error, ya sea olvidar un documento en un tren, despistarse en una ronda de vigilancia o volverse poco fiables a causa del alcohol. Sus colegas los denominan «caballos lentos», son los parientes pobres del espionaje británico y todos comparten las ganas de salir de allí a cualquier precio y volver a la acción.
Barcelona, 1382. Francesca es una chica cristiana de quince años que ayuda a su abuela a hacer de comadrona. Ésta le enseña los secretos del oficio y la introduce en los saberes de las plantas medicinales, pero la joven no se conforma con esto, y a pesar de su humilde condición tiene la determinación de convertirse en médica y cirujana. Solo hay un problema: esta profesión está reservada a los hombres.
Gracias al oficio de comadrona, a menudo visita la judería. Allí conoce a Astruc, un chico judío descendiente de un linaje de médicos que quiere estudiar medicina. Comparten conocimientos: Francesca le enseña lo que sabe sobre plantas y él le permite acceder a sus libros. Pero la medicina no es la única pasión de la joven: está enamorada de Martí, y este amor supone la iniciación en la vida adulta, una vida llena de obstáculos, amor, traiciones y pasión.