Una obra fundamental de la literatura catalana, traducida por Dionisio Ridruejo. Una lectura imprescindible, ahora con nuevo formato y diseño. El cuaderno gris, una especie de dietario iniciado por Pla en 1918, está considerado como uno de los monumentos de la prosa catalana de todas las épocas. En él pueden encontrarse notas de viaje, juicios políticos, crítica literaria, aforismos y, sobre todo, paisajes, retratos e instantáneas inimitables gracias a un lenguaje lleno de riqueza y sutilidad.
El pensamiento de Giorgio Agamben consiste en un dispositivo filosófico que plantea la exigencia de emancipación de lo constituido, pero sin generar una nueva constitución. Este contexto conceptual tiene como cemento la noción de «signatura», que justifica la tesis de la analogía entre lo arcaico y lo actual. A partir de ahí, despliega nociones como las de «homo sacer» o «nuda vida». El campo de concentración y la ciudad actual, o el estado de excepción de Hitler y Guantánamo, permiten así comprender tanto el pasado como el presente. La propuesta de Agamben incide en la catástrofe del mundo, en su pecaminosidad, de la que solo salvaría su propio dispositivo. Frente a esta visión apocalíptica, sostenida sobre un cosmopolitismo radical que no se deriva de los derechos del individuo, sino de nuestra condición genérica animal, este libro defiende la lucha por el derecho, que confía aún en las instituciones y en el papel crítico de la filosofía.
Nunca se ha celebrado tanto el propio bienestar y la autoestima, sin culpas ni vergüenzas ni otros atavismos de una vetusta moral burguesa con raíces religiosas que van perdiendo fuerza. Pero, si somos más libres y felices que nunca, ¿por qué sentimos tanta fragilidad y frustración? Si se nos incita al "empoderamiento", ¿por qué se ha generalizado la impotencia, la ansiedad y la depresión? Paula Sibilia analiza cómo la hipocresía de la modernidad (que premiaba la virtud y castigaba sus faltas, aunque disimulaba con pudor toda suerte de deslices) ha sido reemplazada por un nuevo tipo de cinismo, que se expresa en fenómenos perturbadores como la posverdad, las fake news, los trolls o los haters. ¡Tú puedes!, incita eufórica la época, o Just do it, excita la publicidad, capitalizando al deseo bajo la dinámica del consumismo y del espectáculo.
¿Ves imposible decir que no o llevar la contraria a los demás? ¿Te bloqueas normalmente al hablar en público? ¿Sueles evitar las actividades sociales o profesionales por miedo al rechazo? ¿Te sonrojas con facilidad sin poder controlarlo?La timidez es una realidad tremendamente extendida. Muchos la consideran una dificultad anecdótica, benigna o incluso agradable, pero en un grado excesivo afecta a una de cada dos personas en los países occidentales. Tanto es así que ha sido objeto de numerosas investigaciones en los últimos años, con la intención de comprenderla mejor y tratarla con más eficacia. Puede ser visible y observable por quienes rodean a la persona que la padece, sumiéndola en un difuso sentimiento de vergüenza; pero también puede pasar desapercibida, y entonces será causa de sufrimiento interno. Puede extenderse a casi todas las situaciones cotidianas, o afectar solo a aspectos muy concretos de nuestra vida.
En el debate que en 2004 sostuvieron Jürgen Habermas y Joseph Ratzinger en la Academia Católica de Baviera, adquirieron una renovada actualidad las tesis del jurista Ernst-Wolfgang Böckenförde a propósito de la legitimación del Estado liberal de derecho. En el centro de la discusión se hallaba la interpretación de la «paradoja de Böckenförde» (conocida como «Diktum») sobre la configuración del Estado moderno a través de un proceso intrínsecamente ligado a la secularización del poder religioso. Böckenförde plantea que el Estado moderno surge como una creación enraizada en el desarrollo histórico y cultural de la civilización europea. Antes que órgano del monopolio de la violencia, el Estado se constituye como un «orden de la libertad». Esta evolución hace impensables tanto una reversión de la secularización como un Estado confesional, en el que la libertad de creencia quedaría suprimida. La presente edición, primera en lengua castellana del ensayo de Böckenförde, se completa con una conversación en la que este revela aspectos de la personalidad y el pensamiento jurídico de Carl Schmitt, de quien se le considera su «discípulo liberal».
Sobre el nacionalismo se escribe mucho: a favor, los que aspiran a tener un Estado propio; en contra, los que ya lo tienen. De nacionalismo habla este libro, pero en otro sentido, porque cuestiona toda forma de pertenencia, llámese esta Estado, Patria o Nación. El libro arranca con una mención de la torre de Babel. Aquella gente quiso construir una ciudad monolítica que fracasó porque no se pudo impedir que se hablara y pensara por su cuenta. Se insinúan ahí dos modelos de convivencia: el de la ciudad cerrada, apegada a la tierra, o el de la dispersión que siguió tras el fracasado experimento. La humanidad no aprendió la lección. Pensó, con Aristóteles, que solo es humano el que pertenece a una polis e inhumano el apátrida. «Tierra de Babel» desmonta ese equívoco originario siguiendo la pista de la minoría que sí supo leer lo ocurrido convirtiendo la diáspora en forma de existencia. En un momento como el actual donde el Estado da signos de agotamiento, porque hay emigración y porque hubo Auschwitz, la diáspora se presenta como la alternativa posnacional al nacionalismo.