Las voces del #SeAcabó reunidas en un libro para romper el silencio contra la violencia sexual. Cristina Fallarás lleva años recibiendo y compartiendo testimonios de mujeres víctimas de violencia de género (primero en Twitter y después en Instagram). En febrero de 2024, esta última red social le cerró la cuenta y todo estalló. En ese momento, Cristina decidió publicar todos esos testimonios en formato libro como herramienta de lucha contra el maltrato a las mujeres, al temer que pudiera perder todo el material acumulado durante tanto tiempo. La forma en la que lo compartía era mediante captura de pantalla, eliminando el nombre de la víctima, eso era lo que ellas le pedían: No publiques mi nombre. Este libro recopila parte de esos testimonios como una forma de salvarlos del olvido. Las voces reunidas en estas páginas crean una poderosa arma de resistencia política que demuestra que decir #SeAcabó nos permite romper el silencio, el miedo y la vergüenza. La compilación está acompañada, además, de un estudio de la socióloga Nerea Barjola que profundiza el fenómeno del #SeAcabó y los testimonios tras él.
Han pasado más de treinta años desde la caída del comunismo y algunas de nuestras ideas sobre lo que fue Europa del Este todavía replican los lugares comunes de la Guerra Fría: sociedades controladas por la Policía secreta, el miedo a la delación, sangrientos burócratas que llegaban desde Moscú para reprimir cualquier atisbo de disidencia y economías caracterizadas por el atraso y la escasez. En un formidable trabajo de síntesis que renueva los términos del debate, Agustín Cosovschi y José Luis Aguilar recorren la historia del comunismo desde las primeras luchas socialistas en el siglo XIX hasta su colapso en los umbrales del siglo XXI. Narran el ciclo de violencia de la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa y su prolongación en la Guerra Civil. Explican el momento bisagra en que comienza un enfrentamiento global entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. Pero, sobre todo, muestran cómo el socialismo de Estado, lejos de ser una realidad monolítica orquestada por completo desde Rusia, se configuró en cada país en función de las tensiones étnicas, la búsqueda de independencia nacional, los liderazgos.
¿No existen los personajes de las novelas que nos apasionan? ¿No son verdaderas las figuras del cuadro que nos absorbe o las escenas de la película que nos aterroriza? ¿Por qué nos emocionan así entonces? ¿Por qué nos las creemos tanto como para sollozar o reír a carcajadas? Actualizando un tema clásico del pensamiento occidental, la pregunta por el estatuto de realidad que corresponde a las creaciones artísticas, Pablo Maurette (autor de El sentido olvidado: ensayos sobre el tacto, Mar Dulce editora, 2015) compone aquí un ensayo brillante, preciso y delicioso. Armado con el concepto grecolatino de evidencia, Maurette recorre hitos artísticos y filosóficos de toda nuestra tradición (de Platón a Susan Sontag, pasando por Giotto o Proust), deteniéndose especialmente en un cuento de Julio Cortázar y en una película de Quentin Tarantino, para desnudar como nunca las herramientas y estrategias clave de esa mágica fábrica de verdad que son nuestras ficciones.