Lapierre y Collins construyen un vasto fresco histórico desbordante de aventuras, drama, amor y heroísmo. Oh, Jerusalén se ha convertido así en una obra clásica y en un texto clave para entender por qué Israel sigue siendo, medio siglo después de su fundación, una de las zonas más conflictivas del planeta.
Escrito a ratos desde el desgarro, y siempre desde la emoción, este libro es la crónica íntima de la España de las últimas décadas, pero también una narración sobre todo aquello que nos recuerda que somos seres vulnerables, sobre la necesidad de levantarnos y seguir adelante cuando nada parece hacerlo posible, cuando casi todos los lazos que nos unían a los demás han desaparecido o los hemos roto. Y sobrevivimos.
Shimamura regresa al País de Nieve atraído por la belleza de la estación y el tradicional estilo de vida. Pero vuelve especialmente por Komako, una joven aprendiz átgeisha que conoció en un viaje anterior. El es un hombre rico, de mediana edad, que intenta escapar de un matrimonio sombrío y de su vida en Tokio. Ella, una bellísima mujer vulnerable a sus propias emociones, que madura ante los ojos de su amante. El amor apasionado que Shimamura despierta en Komako le plantea un dilema: incapaz de corresponderlo, pero a la vez fascinado por su intensidad, optará por repetir y prolongar su estadía en las termas aprovechando la distancia perfecta que le ofrece la relación huésped-geisha. Un tercer personaje, la misteriosa Yoko, teje su destino al de la pareja, con el blanco de la nieve como trasfondo y presencia continua.
Partiendo de un hecho real, que le narraron dos anarquistas huidos de la España franquista, Onetti construye una historia tensa en la que un hombre y una niña deben escapar juntos a través de una ciudad extraña... En su viaje obligado, pesan los muertos que se van aucumulando en su conciencia. Para esta noche es una novela que hilvana con maestría situaciones y personajes verídicos en una trama atravesada por elementos fantásticos.
<> Así empieza el Paraíso,con esta horrible escena de violencia. El pueblo de Rudy,Oklahoma,se fundó en los años cuarenta por descendientes de esclavos liberados. Esta comunidad patriarcal está erigida sobre los cimientos de la justicia, el respeto mutuo y el amor al prójimo. Pero en los setenta esos valores han sido sustituidos por el miedo. El paraíso terrenal que se habían construido se estaba desmoronando. El chivo expiatorio se encuentra solo a veintisiete kilómetros de distancia,en El convento,una mansión abandonada ocupada por cuatro mujeres desesperadas, también hijas de exiliados. Sobre ellas cae el dolor, el terror y la rabia asesina de nueve hombres ciudadanos de Ruby.