En Japón se oculta un lugar legendario. Muchos van en su busca, pues creen que allí pueden encontrar las respuestas que necesitan. Tan solo hay que dejarse llevar por el intenso aroma del café, cruzar la puerta del local, sentarse y pedir una taza.
Antes de que su bebida se enfríe, los clientes podrán revivir el pasado y revisitar aquel momento en el que tomaron una decisión que les atormenta, en el que callaron cuando querían decir la verdad, en el que se equivocaron.
Entre ellos están el profesor Kadokura, que ha descuidado a su familia por el trabajo; Sunao y Mutsuo, afligidos por haber tenido que despedirse de su querido perro; Hikari, arrepentida por no haber aceptado la propuesta de matrimonio de su novio Yoji; y, por último, Michiko, que ha regresado al sitio donde vio a su padre por última vez.
Si demuestran ser lo bastante valientes como para mirar al pasado, podrán verlo bajo una luz diferente y vivir el presente con serenidad. ¿Serán capaces de aprovechar la oportunidad?
Solemos identificar a María Moliner con su diccionario, «el más completo, útil y divertido de la lengua castellana», según García Márquez. ¿Pero por qué se sentó a escribirlo a los cincuenta años, en plena dictadura franquista? ¿Cómo pudo completar, prácticamente sola, el diccionario de autora más importante de todos los tiempos?
Hasta que empieza a brillar cuenta la historia íntima de María Moliner, partiendo de una atractiva premisa literaria: narrar de cuerpo entero a la protagonista a través de su vínculo con la lengua. A la vez, nos propone una sugerente hipótesis: ¿y si su diccionario fuese también una suerte de autobiografía oculta?
Esta es la vida novelada de una figura apasionante, retratada desde una infancia difícil hasta un final insospechado, pasando por su extraordinaria labor como bibliotecaria en la República o su polémica candidatura a la Real Academia. Entre la investigación y la imaginación, combinando la comedia, el drama familiar y la tragedia colectiva, se abre paso la historia de una resistencia secreta. Un acto de justicia con el legado de una mujer que vivió a contracorriente y exploró las palabras hasta que empezaron a brillar.
Hasta que las piedras se vuelvan más ligeras que el agua es un libro vertiginoso, violento y, por momentos, duro. Maestro de la prosa introspectiva, António Lobo Antunes teje en esta novela coral un tapiz en el que las emociones fluyen en una danza hipnótica, entre pasado y presente.
En las calles empedradas de Lisboa, las voces de múltiples generaciones resuenan en una desgarradora sinfonía. A través de los ojos y los corazones de personajes inolvidables, Lobo Antunes nos guía por las vidas de una familia marcada por la violencia y los secretos, los amores prohibidos y los deseos inconfesables.
Hasta que las piedras se vuelvan más ligeras que el agua es una novela que desafía las convenciones literarias, y que invita al lector a explorar la naturaleza de la identidad, de la pérdida y de las relaciones personales. Lobo Antunes edifica otra obra maestra que discurre como un río melancólico, arrastrándonos en su corriente mientras nos sumerge en una experiencia de lectura que perdurará mucho después de haber vuelto la última página. Una novela, en definitiva, donde las palabras se convierten en un espejo de las almas, capturando la esencia misma del ser humano.
«Esta es la historia de una mujer sensata que, cuando se dio cuenta de que todo lo que le habían contado era mentira, fue al juzgado, denunció los hechos y lo puso todo patas arriba».
Hace casi veinticinco años, Nevenka Fernández, concejal de Hacienda de Ponferrada, dimitió y acusó al alcalde, Ismael Álvarez, de acoso sexual. Sin embargo, el valor para contar públicamente lo que estaba sufriendo en silencio no tuvo un efecto lógico: la justicia falló a su favor y el acusado se vio obligado a renunciar su cargo, sí, pero ella fue sometida a un juicio público y mediático paralelo que acabó forzándola a abandonar el país.
A partir de entrevistas con la protagonista y del seguimiento del proceso judicial, Juan José Millás narra en Hay algo que no es como me dicen la crónica de este caso real —hoy todavía vigente— de lucha contra el machismo, e investiga los mecanismos por los que alguien se convierte en víctima y sin embargo logra hacerse con los recursos internos para salir de esa situación.
A pesar de que solo vivió cuarenta y seis años, César Vallejo construyó una obra mayúscula y aportó una voz inconfundible a la lírica hispanoamericana del siglo XX. Su influencia solo es comparable a las de Huidobro, Borges, Neruda, Paz o Lezama Lima, y su revolución poética resulta asombrosa si tenemos en cuenta que en poco más de dos décadas se desembaraza de las ligaduras modernistas, da una versión personalísima de la vanguardia de entreguerras y, finalmente, ensancha su voz lírica a partir de un humanismo radical, crítico y de mirada compasiva. La poesía de Vallejo ha ejercido una profunda influencia en sucesivas generaciones a un lado y otro del Atlántico.
En la antigua Nínive, a orillas del río Tigris, durante la época de mayor esplendor de Mesopotamia, el culto y despiadado rey Asurbanipal erigió una magnífica biblioteca para atesorar su preciada colección de tablillas, como las de La epopeya de Gilgamesh. El monarca está a punto de quemar vivo a su viejo maestro, aquel que le inculcó el amor por la poesía, pero que ha terminado por traicionarlo. Pronto el Imperio asirio se derrumbará y quedará sepultado.