«Esta es la historia de un hombre que sin saberlo fue su siglo y la de un lugar que se condensa aquí en un nombre propio: Germán Alcántara Carnero, una historia de violencia incontenible y natural que exige ser contada como una biografía discontinua y que no debía empezar aquí.»
Así comienza El cielo árido, la historia de Germán Alcántara Carnero: de su tiempo, de los hombres y mujeres que vivieron a su lado y de la meseta inexistente en la que Monge destila las esencias de una Latinoamérica salvaje. Un lugar árido, dónde las únicas constantes parecieran ser la soledad, el sol inagotable, la violencia, la lealtad, y la lucha cotidiana por hacerse de una escala de valores que dote de sentido a la existencia.
Nicaragua, 1979. Ante la inminente caída de la dictadura, Alirio Martinica trata de huir por mar. Es aprehendido por jóvenes combatientes del Frente Sandinista y llevado a juicio popular, acusado de participar, directa o indirectamente, en acciones criminales del régimen de Somoza, de quien llegó a ser secretario privado, «hombre todopoderoso en las sombras», hasta que hacia 1976 lo echaron del círculo íntimo en medio de confusas circunstancias.
Ante sus jueces, todo un pueblo reunido en asamblea al aire libre, que con sus aplausos o su silencio dictaminará libertad o paredón, Alirio expondrá las razones por las que debe perdonársele. Quizá cuente que cuando era joven anhelaba para su país una revolución sin sangre, y que ya siendo funcionario de Somoza escondió en casa a su amigo el comandante sandinista Ignacio Corral, pese a los terribles riesgos.
Los errores, abusos e injusticias se entierran en el olvido cuando hay hechos tan cruciales y vertiginosos como los que ocurren en una revolución, y muchos actos heroicos corren la misma suerte, aunque hayan servido de palanca al salto de la Historia. En esta novela, Sergio Ramírez coloca al lector ante ese salto y le da elementos para juzgarlo por sí mismo.
La alegría de vivir se fija en la infancia; toda la vida posterior procede de ese primer pálpito de la mirada sobre lo que sucede. Este libro narra dos infancias: la del nieto y la del autor, el abuelo. Las dos se unen en una indagación sencilla sobre la sorpresa con que un niño inaugura su relación con los otros y con la realidad: los números, el ascensor, el día, el mar, el adiós. Como si lo llevara de la mano a través de la galería de sus recuerdos, el abuelo habla del primer amor, de un cuchillo y del mundo entero.
Novela ganadora del IX Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska.
En lo profundo de la selva y de la noche se encienden varios reflectores y un grupo de inmigrantes es sorprendido y atacado por otro grupo de hombres y mujeres, presas de la patria en la que viven y de sus propias historias. Así arranca esta road novel que atraviesa una narración donde los seres humanos son reducidos a mercancía, donde la violencia es el marco en el que suceden todas las historias y donde el espacio está corrompido por la miseria y la moral de los seres que lo habitan, pero también donde surge una historia enigmática de amor inesperado: la de Estela y Epitafio, jefes de la banda de secuestradores.
A través de los protagonistas y de la masa de inmigrantes, cuya individualidad se desmorona poco a poco, Emiliano Monge retrata este holocausto del siglo XXI, desnuda el horror y la soledad, pero también la lealtad y la esperanza que combaten en el corazón del ser humano.
Un retrato del holocausto del siglo XXI.
Bella y oscura narra la infancia vivida y soñada de una niña que viaja desde la soledad del orfanato hasta el marginal Barrio, donde la acoge una singular familia: doña Bárbara, su abuela, mujer de poderosa presencia; Amanda, su tía, sometida a Segundo, un marido pendenciero; Chico, su primo, taciturno observador de la actividad del Barrio; Airelai «la katami», la diosa-niña, la enana que conserva intacta la imaginación y la magia; y, finalmente, Máximo, el esperado padre, admirado por todos.
Esta novela no puede leerse sin sentirse conmovido y atrapado por el relato alegórico de lo que poseemos sin haberlo conquistado: la sabiduría de la infancia. Es la evocación de un tiempo pasado, solitario, germen necesario de la libertad; es la belleza que la fantasía extrae de la crueldad y de los inocentes olvidos de la niñez.
¿Qué precio hay que pagar para dar una vuelta de timón y decidirse a vivir los propios sueños?
Aunque Pablo Simó quiere construir la torre de sus sueños, se limita a dibujarla: hace veinte años que trabaja en un estudio de arquitectura que no puede o no quiere dejar. Veinte años son también los que lleva casado con Laura, a quien solo lo unen la costumbre y una hija típicamente adolescente.
Cuando una joven llegue inesperadamente al estudio buscando a Nelson Jara, comenzará a revelarse la trama en la que Simó está implicado junto a su jefe y una compañera de trabajo. La aparición de la muchacha y las derivaciones de ese hecho del pasado abrirán una grieta en la precaria estabilidad del arquitecto, que verá derrumbarse una a una las certezas que lo sostenían.