Pena de la vida para el que volviere la cara atrás; pena de la vida para el tambor que tocare retirada; y pena de la vida al oficial que lo mandare, aunque sea yo mismo. Juan Sánchez Ramírez
Dos grandes enemigos están de continuo a sus puertas: la oligarquía, por la cual el pequeño número domina al mayor, y la anarquía, en que cada individuo celoso de su independencia, se opone al voto general. Rodeados e estos riesgos, ¿cuáles son sus medios de defensa? No tiene otros que su régimen interior, y quien no podrá salvarlos, sino en tanto que imponga constantemente al cuerpo entero la necesidad de la moderación de la reflexión y de la perseverancia. José Núñez de Cáceres
¡Dominicanos! ¡Vosotros tenéis tierra, pero ya no tenéis Patria! Triunfaron aquí las groserías del atavismo que, desde antes de nacer, pregonaron por el mundo la subasta de vuestra desmedrada independencia. Vuestra historia es un amasijo de ignominias. Vuestra bandera, un trapo. Como un día Madrid, y como antes los grotescos "libertadores" de Occidente, aquí manda hoy Washington. Eugenio Deschamps
Apetezco [sic] más que nunca, por verme al lado de ustedes y por salir de todos estos enredos políticos de aquí, que están cada día peores, poniendo al país en un estado de miseria y de terribles angustias, matándose los unos a los otros, parientes y amigos, esta situación está de salirse huyendo todo el que puede. Buenaventura Báez 1876
Dulce esperanza de los hombres sensatos, delicias agradables de la patria, apoyo futuro de su gloria, tú amable juventud, pródiga de sutileza de espíritu admirable, depósito de agradables alegrías, tú que vas a saborear copiosamente de ese don inestimable, exento de distinciones odiosas que el error inventa por accidentes efímeros, que el egoísmo sostiene y que la filantropía condena, entra con alegría en el augusto templo de Minerva que se abre ahora para recibirte: aprende en filosofía a razonar con juicio, a buscar naturaleza. Andrés López de Medrano
Los caracteres del Imperialismo Norteamericano son los siguientes: tiene por objeto el sometimiento de Estados cuya independencia y soberanía ha reconocido y tiene el deber perfecto e imperativo de respetas (Labra, Waleffe); es una avaricia ciega por mercados, por minas, por la explotación y monopolio de todos los recursos naturales de todos los países débiles, por todo lo que produzca el oro, metal del que son insaciables; su forma es la penetración pacífica, prestando dinero, comprando tierras, fomentando empresas y revoluciones, creando la animosidad entre los demás Estados e impidiendo celosamente su federación. Américo Lugo