Los fragmentos más antiguos que se conservan de La epopeya de Gilgamesh son obra de un poeta paleobabilónico que escribió hace más de tres mil setecientos años. Fue compuesta en lengua acadia, pero sus orígenes literarios se remontan a cinco poemas sumerios. En ella se cuenta la historia de Gilgamesh, el gran rey de Uruk, sus encuentros con monstruos y dioses, su enfrentamiento y posterior amistad con Enkidu el salvaje, el nacido en las tierras altas, y su arduo viaje en busca del secreto de la inmortalidad. Además de abordar temas como la familia, la amistad o los deberes del rey, La epopeya de Gilgamesh versa, sobre todo, de la lucha eterna del hombre contra el miedo a la muerte.
La versión de Andrew George -la de referencia en el mundo occidental- la introducen palabras muy sabias de Jose Luis Sampedro. Como cierre, un epílogo sobre la pervivencia del mito realizado por los profesores de comunicación audiovisual de la Universidad Pompeu Fabra Jordi Balló y Xavier Perez.
La novela emblemática de la picaresca española
Edición de Florencio Sevilla Arroyo, catedrático de Filología Española en la Universidad Autónoma de Madrid
El Lazarillo de Tormes inauguró el genero de la novela picaresca. Relata las desventuras que un joven de origen humilde sufre al servicio de sus amos, entre los que se cuentan un ciego, un clerigo y un hidalgo pobre. Los avatares por los que pasa Lázaro son un magnífico pretexto para plasmar una ácida crítica a la sociedad de la epoca. Asimismo, el tratamiento de la anecdota, el lenguaje sobrio y eficaz, y una nueva concepción en el uso de los personajes propiciaron una renovación en la literatura del momento.
Esta edición incluye una introducción que contextualiza la obra, un aparato de notas, una cronología y una bibliografía esencial, así como propuestas para fomentar el debate en torno a la lectura. Está al cuidado de Florencio Sevilla, catedrático de literatura española de la Universidad Autónoma de Madrid.
"Yo le satisfice de mi persona lo mejor que mentir supe, diciendo mis bienes y callando lo demás."
Los miserables se publicó en 1862, cuando Victor Hugo se hallaba exiliado en Belgica tras la restauración napoleónica del Imperio. Y podría considerarse que es el exilio, la obligada falta de pertenencia, uno de los motores de la gran novela del romanticismo frances: el exilio social y psicológico gobierna la vida de Jean Valjean, un "noble bruto", un buen hombre que lucha por los que, como el, son injustamente perseguidos. Situada entre las guerras napoleónicas y la revolución burguesa de 1848, Los miserables es, ante todo, una novela epica sobre el triunfo de quienes conservan intacta su conciencia en un mundo gobernado por la pobreza.
Fanny Price es una niña todavía cuando sus tíos la acogen en su gran mansión de Mansfield Park, rescatándola de una vida de premuras y necesidades. Ante sus ojos desfilará un mundo de ocio y refinamiento en el que los juegos y los bailes dejarán poco a poco de ser inocentes diversiones para alimentar adultas maquinaciones y estrategias de seducción.
Epopeya extraordinaria de unos tiempos convulsos que François de Chateaubriand vivió como testigo y protagonista, las Memorias de ultratumba son un documento literario atemporal. Melancólico y desengañado, aristócrata que presenció la Revolución Francesa, que viajó a la joven República americana y conoció el esplendor y la falsía del Imperio napoleónico, así como la Restauración, Chateaubriand fue un hombre polifacético, hábil y vehemente, cuyas Memorias?"un templo de la muerte erigido a la luz de mis recuerdos"?nacieron como confrontación personal con la Historia, como revancha contra el tiempo. Un escritor maravilloso y de culto capaz de construir, como el profesor Fumaroli dice en el prólogo redactado para esta edición, "una reflexión profunda, de una actualidad sobrecogedora y de un alcance universal, sobre la era democrática inaugurada por la Revolución Americana y por la Revolución Francesa, sobre las grandes esperanzas que ella hizo nacer, sobre los peligros que llevaba en germen, y sobre las pruebas insólitas a las que exponía, en su expansión mundial, la libertad y la humanidad misma del hombre."
Poeta magnus omniumque praeclarissimus, define Agustín de Hipona a Virgilio en su Ciudad de Dios (1,3). Y, aunque diga Suetonio que «detractores nunca le faltaron», lo cierto es que Virgilio ha logrado en la historia el raro privilegio de complacer a tirios y troyanos. No así Horacio, a quien Papini le propinaba los epítetos de «rechoncho y plagiario», mientras honraba al «celta Virgilio» con los atributos de «amoroso» y «tierno», y embellecía su corona de laurel con una bucólica descripción en que evocaba «al hombre del campo, al amigo de las sombras, de los plácidos bueyes, de las abejas doradas, al que había descendido con Eneas a contemplar a los condenados del Averno y desahogaba su inquieta melancolía con la música de la palabra?»La música de la palabra. En cierto endecasí-labo recuerda Borges «la voz de plata y luna de Virgilio», que coloca al lado de la antigua de Homero. Tal vez sea verdad que Roma no hubiera sido Roma sin Virgilio, como afirmaba un Andrés Bello en la indecisa frontera entre la reali-dad y la ficción. Y es que, en efecto, todos los imperios han caído menos el de sus hexámetros.¿Conoció Borges la traducción de Espinosa Pólit? Quizá la pregunta sea ociosa y su formulación correcta sería: ¿Pudo no conocerla Borges? Hay un célebre fragmento de hexámetro, aquel que dice: tacitae per amica silentia lunae (II 255),que tácitamente Borges rememora en el último poema de La cifra:La amistad silenciosa de la luna,cito mal a Virgilio?¿Conoció Borges la traducción de Pólit, que recrea la música de la palabra? En todo caso ese mismo verso había sido traducido por Espinosa del siguiente modo:El silencio amistoso de la luna?Solo que él prefirió no añadir: traduzco bien a Virgilio. Entre sus inclinaciones lectoras citaba Montaigne a Virgilio, y en particular sus Geórgicas, que consideraba «la obra más lograda de la poesía». A su lado, el libro quinto de la Eneida le parecía el más perfecto» (II 10).