Entre los diversos avatares que el aura legendaria de Homero y su obra han conocido a lo largo de la historia de las letras inglesas, acaso los dos más asombrosos sean el Ulises de Joyce y el Omeros de Walcott. Como en la Ilíada («Omeros» es el nombre de Homero «en la antigua lengua de las islas», invocado por una muchacha griega, Antígona, exiliada en América), la historia comienza con la rivalidad por el amor de una mujer. No es una princesa sino una negra criada antillana, y quienes luchan por ella no son reyes sino pescadores, pero el rostro de Helena es de aquellos en que los dioses «consagran toda la belleza de una raza». Ella ama a Aquiles pero le deja por Héctor, y un día en que el pueblo se prepara para una fiesta, el amante desdeñado zarpa de Santa Lucía, y en un sueño iniciático y un viaje a través de siglos es devuelto a la tierra de sus antepasados, en la costa occidental de África. Y mientras Aquiles va tras sus raíces, otro personaje clave de la obra, Dennis Plunkett, el blanco, el colonizador, el eterno marginal en un pueblo que ama, también cumple su personal odisea: tras sucumbir al encanto de Helena (en otro tiempo la isla se llamó como la muchacha), se convierte, por amor a ella, en un experto en la historia del lugar, así como en sus batallas.
A lo largo de una trama que discurre con la precisión de un mecanismo de relojería, Jane Austen perfila una galería de personajes que conforman un perfecto y sutil retrato de la época: las peripecias de una dama empeñada en casar a sus hijas con el mejor partido de la región, los vaivenes sentimentales de éstas, el oportunismo de un clérigo adulador... El trazado de los caracteres y el análisis de las relaciones humanas sometidas a un rígido código de costumbres, elementos esenciales de la narrativa de la autora, alcanzan en Orgullo y prejuicio cotas de maestría insuperable.
Otras voces, otros ámbitos fue el deslumbrante debut de un jovencísimo Truman Capote. Una novela en la que nos mete «en los laberintos que sólo ofrece una literatura de alto voltaje» (Carmen Martín Gaite), con un universo mórbido e inquietante y unas vívidas e inesperadas imágenes de extraordinaria belleza.
Esta es la historia de un hijo que busca a su padre, de un joven que busca su identidad. A la muerte de su madre en Nueva Orleans, un muchacho de trece años, Joel Knox, es enviado a casa de su padre, a quien jamás conoció. En una ruinosa mansión de una aislada plantación en el profundo Sur viven, con el padre de Joel, su madrastra, Miss Amy, el misterioso primo Randolph –personaje capital de la novela– y la criada, Missouri, a quien su novio apuñaló el día de su boda. Los escasos vecinos son personajes estrambóticos, fuera de lo común: las gemelas Idabel y Florabel, el diminuto centenario Jesus Fever, abuelo de Missouri, y Little Sunshine, el negro ermitaño.
Finalmente, Joel conoce a su padre y se siente decepcionado, atrapado; pretende huir de ese extraño universo hasta que descubre, de pronto, el sentido de los dramas que rodeaban su infancia.
A cop begins seeing huge, blinking eyes where the headlights of cars should be that tell him who to pull over. Two freedom riders take a bus ride that leaves them stranded on a lonely road in Alabama where several unsettling somethings await them. A young girl dives into the depths of the Earth in search of the demon that killed her parents. These are just a few of the worlds of Out There Screaming, Jordan Peele’s anthology of all-new horror stories by Black writers. Featuring an introduction by Peele and an all-star roster of beloved writers and new voices, Out There Screaming is a master class in horror, and—like his spine-chilling films—its stories prey on everything we think we know about our world . . . and redefine what it means to be afraid.
Un pack conmovedor que reúne las historias de Bruno, un niño testigo del Holocausto, y de su hermana Gretel, que muchos años después de la Segunda Guerra Mundial debe saldar cuentas con el pasado de su familia.