«El pueblo de Holcomb está en las elevadas llanuras trigueras del oeste de Kansas, una zona solitaria que otros habitantes de Kansas llaman 'allá'...»
A partir de esta localización precisa, Truman Capote captura
al lector en una historia apasionante e inaugura, como él mismo
proclamara, un género.
La historia es la de los cuatro integrantes de la familia Clutter, salvajemente asesinados en su casa, una tragedia que se enlaza con el linchamiento de Dick Hickock y Perry Smith, cinco años, cuatro meses y diecinueve días más tarde.
El género: la «nonfiction novel», una genial combinación de los elementos clave de los oficios de escritor y periodista. Con eficacia pionera, Capote siguió paso a paso la vida del pequeño pueblo de Holcomb y concentró su atención en los criminales; curiosamente, ese trabajo de investigación lo convirtió en el biógrafo de una sociedad. Como escribió Frederick R. Karl: «El caso Clutter fue seguramente el primero de los numerosos crímenes horribles, aquellos asesinatos masivos que acompañaron a los asesinatos políticos... Quizá por primera vez, Capote percibió cómo una sociedad se definía a sí misma en relación con sus crímenes, con su capacidad para asesinar».
Los Farel son un matrimonio de poder. Jean dirige hace décadas un exitoso programa televisivo de entrevistas; Claire es una ensayista conocida por su compromiso con el feminismo. Sin embargo, Jean lleva una doble vida mientras que Claire convive con un humilde profesor, pero a ambos los une el orgullo por su hijo Alexandre, alumno en una prestigiosa universidad. Una noche, Claire anima a Alexandre a que lleve a una fiesta a Mila, la tímida hija de su pareja. A la mañana siguiente la joven registra una denuncia por violación. En adelante, será su palabra contra la de él, en medio de la violencia de las audiencias y los tweets vengativos del tribunal mediático.
"Una obra de lectura imprescindible en nuestro tiempo. Tuil habla sin rodeos de nuestra sociedad, sus vicios, sus excesos, de las cosas humanas". Libération
El siglo XX fue una época de florecimiento de escritores que sobrevivieron al terror de Estado y a las purgas, con todas las ambivalencias morales y políticas que ello conlleva. ¿Fueron tan fuertes como para no capitular ante el poder? ¿Sobrevivieron gracias a su clarividencia o inteligencia, o más bien a sus relaciones? ¿Escaparon de la prisión, del campo de concentración y de la muerte por una suerte rayana en el milagro o ello se debió a estrategias que fueron desde el congraciamiento hasta el mimetismo? De Gabriele D'Annunzio a Maksim Gorki, de Gertrude Stein a Fernando Pessoa, de Sartre a García Márquez…, Hans Magnus Enzensberger presenta una colección de «viñetas» breves, cáusticas y muy personales por las que desfilan más de sesenta autores y autoras que en su mayoría el intelectual alemán conoció personalmente y que sortearon, con mayor o menor suerte, los obstáculos de un siglo extraordinariamente complejo, algunos protegidos por su fama, otros recurriendo al arte del compromiso. En estos afilados retratos, Enzensberger destierra del Olimpo literario a muchos dioses de la pluma, y desvela sin miramientos facetas desconocidas de algunos de ellos, dejando en el aire una pregunta que el lector es llamado a contestar: ¿implica ser escritor un compromiso moral o un plus de coherencia intelectual? Parte de la respuesta se encuentra en estas páginas que conforman un original y entretenido compendio de historia de la literatura contemporánea.
Esta selección de cartas presenta a Cesare Pavese en un ambiente vital transversal, desde que era un veinteañero hasta el hombre amargado de pocos días antes de morir. Fueron enviadas a mujeres con las que mantuvo relaciones profesionales o sentimentales y, en algunos casos, profesionales y sentimentales. El hilo conductor es el desamor, la sensación que parece sentir Pavese de predicar en el desierto la llegada de un ser anacrónico y lleno de defectos; de aceptar el reto de mostrar, con sinceridad total, su hiriente modo de ver las cosas y los fracasos, sobre todos los propios, que consideraba infinitos. De forma devastadora, Pavese pone al hombre frente al espejo: «El amor tiene la virtud de desnudar no a los amantes uno enfrente del otro, sino a cada uno de los amantes delante de sí mismo».
El marido de Rosélie acaba de ser asesinado. Sola en Ciudad del Cabo, se siente una extranjera en tierra hostil, un punto negro en el rostro de un país cuyas heridas siguen cicatrizando.Quisiera volver a casa, pero ¿cuál es su casa? Nacida en Guadalupe, educada en Francia, el color de su piel la ha perseguido por cuatro continentes: no hay lugar en el mundo que le haya dado tregua. Además, el misterio de la muerte de Stephen abre una caja de Pandora de habladurías, rumores y sospechas. Por primera vez, Rosélie duda: ¿quién fue realmente su marido? Ella, que fue pintora, ya no puede pintar. Ella, una médium capaz de devolverle el sueño a todos sus pacientes, no logra conciliar el suyo. En este relato de supervivencia, Maryse Condé desentierra una vida de desarraigo y lucha, y en tinta negra sobre páginas blancas consigue demostrar una vez más que en la vida, por mucho que a veces lo parezca, nada es blanco ni negro.
Una pequeña joya ambientada en la Sudáfrica post-apartheid. Una novela sobre la supervivencia y la soledad, donde Maryse Condé condensa la sabiduría, la belleza y la rabia de toda una vida.
Entra. Camina con cautela, busca en mis espacios los detalles, como si debajo del cuadro o de la mesita de noche hubiera una advertencia, un indicio que señale el lugar donde su pie quedará enganchado, el grillete fatal. Si algo lo sobresaltara, si un ruido rompiera el aire, saldría disparado. Por eso piso con mesura, hago que mis manos lo convenzan. No hay nada que lo atrape, ningún dispositivo hará caer la jaula. Parado en medio del cuarto, mi gorrioncito se quita la ropa y me besa pero hay algo en su forma de mirar que me perturba. Entonces lo entiendo. La trampa existe: él es mi carnada. «A una trampa para pájaros», de Orlando Mondragón. Orlando Mondragón es médico y poeta mexicano. Fue becario en la Fundación para las Letras Mexicanas en 2019 y del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico del Estado de Guerrero en 2018. Ganador del IV Premio de Poesía Alejandro Aura por su primer libro Epicedio al padre (Elefanta, 2017) y del XXXIV Premio Internacional de poesía Fundación LOEWE por Cuadernos de patología humana (Visor, 2022).
Cantando a la primavera se publicó en Adonáis en 1945. Además de que acercó a los lectores españoles a la deslumbrante e influyente voz poética del norteamericano Walt Whitman, tuvo el atractivo e interés de que la traducción y el prólogo eran de la española de origen chileno Concha Zardoya, la primera mujer que editó en la colección un poemario suyo (Pájaros del nuevo mundo, 1946) y, después, con Dominio del llanto (1947), obtuvo un accésit en el primer fallo del Premio Adonáis ya bajo la dirección de Ediciones Rialp. Los tres volúmenes son inencontrables hoy día si no es en librerías de viejo.
Quien se adentre en este libro se descubrirá enseguida en medio de una selva de plantas, animales y flores. Y encontrará también el examen moral de la experiencia que asociamos a la poesía escrita en inglés, y ese despliegue espectacular de geografías y paisajes interiores que comparten tantos de los poemas que se han escrito en Estados Unidos. Aunque nadie discute la preeminencia entre la poesía estadounidense (y la universal) de autoras como Marianne Moore, Elizabeth Bishop o Anne Sexton, lo cierto es que el canon de la poesía de Estados Unidos suele estar plagado, en ocasiones de manera rutinaria, por poetas varones, y que autoras como H. D., May Swenson o Amy Lowell no disfrutan todavía en nuestro país del reconocimiento que merecen. Las trece de poetas seleccionadas en esta antología –de la pionera Emily Dickinson a la benjamina Sylvia Plath–¬ cubren casi dos siglos de una tradición de poesía todavía joven, pero madura y de calidad indiscutible. Ofrecemos de cada una de las autoras una cantidad de poemas suficientes (sus cimas) para que el lector pueda formarse una imagen cabal de sus sutiles mundos artísticos.
El presente y espléndido bestiario es el primer libro de poesía escrito por Guillaume Apollinaire, publicado en 1911. Los treinta pequeños poemitas –que normalmente siguen la sencilla forma del quatrain (cuarteta), casi siempre con rima alterna o pareada– van acompañados de otras treinta extraordinarias xilografías del pintor Raoul Dufy, artista de tendencia fundamentalmente fauvista que aquí adopta un estilo fuertemente clásico. Este «sencillo divertimento poético», en palabras del propio Apollinaire, da cabida entre sus páginas a animales poco habituales en los bestiarios: la mosca, el saltamontes, la oruga o el cangrejo, ejecutados siempre con enorme maestría. El libro se cierra con unas notas en las que el poeta adopta un tono humorístico y paródico, que ayudarán a entender y disfrutar la obra como un lúcido juego de imagen y palabra.
"El mes de febrero de 1922 fue propicio para la poesía de Rilke: en tres semanas frenéticas quedaron completados dos de los poemarios más importantes del siglo XX: las Elegías de Duino (publicadas recientemente en Abada) y Los sonetos a Orfeo, que surgieron en un arrebato de inspiración como consecuencia y culminación de aquéllas. Rilke se refiere a estos sonetos como un «don» o «regalo», y a esos días turbulentos de febrero como «una tormenta sin nombre, un huracán del espíritu». Se ofrece aquí el poemario y las notas de Rilke, en edición bilingüe a cargo de Juan Barja, junto con un cuidadoso y lúcido trabajo hermenéutico de Patxi Lanceros realizado por partida doble: un extenso estudio introductorio y unas esclarecedoras glosas interpretativas a cada uno de los sonetos."