Una mujer, un clan, un barrio y un país, juntos y confundiéndose en alma y corazón, brillan en este fresco costumbrista, espejo singular que sabe reflejar sin estridencias ni fanfarrias inútiles la cotidianidad de un sector, Villa Francisca, un sitio y una nación pujantes, en el Santo Domingo de la segunda mitad del siglo XX. Angélica, una matrona visionaria, encarnación palpable de la matria, y Jesús, un niño en plena formación (futuro y esperanza), nos guiarán de la mano por fiestas, tradiciones, creencias, bondades y quebrantos humanos, cuyo centro irradiante será siempre la fe. Personajes y arquetipos magníficos viven en estas líneas, donde no existe la epopeya gratuita, salvo la que nace de la propia vida: existir, avanzar, domar los miedos, ser felices… avatares en los que se sumergen estos seres sencillos y entrañables, y en los que los sorprende el amor, el éxito, la locura y la muerte.