Gran parte de la historia se explica de forma jerárquica: tiene que ver con papas, reyes o presidentes. Pero, ¿y si fuera así por el simple hecho de que han sido ellos los que han creado los archivos históricos? ¿Y si estuviéramos omitiendo y relegando la influencia de redes de organización igual de poderosas pero menos visibles?
El siglo XXI se ha proclamado como la Era de la Red, pero en este libro Niall Ferguson nos recuerda que las redes sociales no tienen nada de novedoso. Desde la época de la imprenta y de los predicadores que llevaron a cabo la Reforma hasta los masones que lideraron la Revolución estadounidense, fueron las redes organizacionales las que interrumpieron el orden establecido. Así pues, lejos de ser una novedad, nuestra era es más bien una prolongación de la anterior, con el ordenador en el lugar central que en su momento ocupó el papel impreso. Las redes son propensas a la agrupación y la expansión, pero, ante todo, son propensas a las interrupciones. Así, los conflictos del pasado encuentran paralelismos desconcertantes en la actualidad, tanto en Facebook, como en el Estado Islámico y el mundo trumpiano.
En La plaza y la torre, el mejor Ferguson revela la historia oculta de las redes organizacionales que han cambiado el rumbo del mundo y la presenta como un antídoto contra las teorías de la conspiración y un desafío a la historiografía tradicional, que nunca ha prestado demasiada atención a las redes informales de influencia.
«Con este libro rindo tributo a mi padre y a mi abuelo; ambos médicos psiquiatras, escritores y excepcionales maestros en el arte de disfrutar aprendiendo y gozar enseñando. Continúo la serie de «Locos egregios» que iniciase mi abuelo Antonio y continuase mi padre, Juan Antonio; es, de alguna manera, el tercero de la saga escrito por un miembro de la tercera generación».
Estas palabras de Alejandra Vallejo-Nágera nos introducen en un ensayo apasionante en el que disecciona la condición humana de seis personalidades que un día gobernaron a su nación con una mente trastornada.
A pesar de no gobernar el Imperio romano directamente, Livia ha sido una de las mujeres más poderosas del mundo. Esposa del primer emperador romano, Augusto, y madre del segundo, Tiberio, se posicionó de forma determinante en el centro de la política romana.
En esta biografía de Livia, considerada unánimemente la más completa desde cualquier punto de vista, Anthony Barrett recurre a las fuentes antiguas para ir mucho más allá del retrato parcial de una maquiavélica conspiradora y nos descubre a una Livia compleja cuya prolongada influencia política contribuyó a dar forma al gobierno romano, dejando sentir su ascendencia mucho después de su muerte.
Una crónica magistral sobre los habitantes de Tierra del Fuego, sus viajes por Europa y el destino de sus restos mortales.
A partir de una experiencia personal con la taxidermia y de una serie de anécdotas sobre el traslado de huesos y sepulturas (familiares y ajenas), Cristóbal Marín narra en esta crónica su largo viaje en búsqueda de información sobre el paradero de los fueguinos que, durante el siglo XIX, murieron en Londres y otros lugares de Europa tras ser expuestos en zoológicos humanos y ferias o analizados, siempre contra su voluntad, por científicos y anatomistas y, en algunos casos, educados en los valores occidentales con el propósito de que regresaran «civilizados» a sus tierras.
Con un estilo digresivo que pasa con soltura de una historia a otra, y vinculando temas que parecieran en principio inconexos, Marín lleva a cabo en Huesos sin descanso un vagabundeo que le permite reconstruir los viajes de varios ingleses célebres (desde Charles Darwin a Bruce Chatwin) a Tierra del Fuego, así como el de los selk’nam, yaganes y kawésgar a Europa. Un ensayo inaudito y apasionante.
*Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2024*
A través de los recuerdos de sus abuelos (el conde Paul Ignatieff y la princesa Natasha Mestchersky), las fotografías con grano de sus distinguidos antepasados, las reliquias, los diarios y los relatos familiares transmitidos de generación en generación, Michael Ignatieff emprende un conmovedor viaje para reconciliarse con su herencia, ligada a la violenta y tumultuosa historia de Rusia.
Con gran cuidado y complejidad, reconstruye un modo de vida desaparecido. Desde la opulenta corte de Catalina la Grande, traza el ascenso de su familia hasta alcanzar una gran influencia en el régimen imperial del zar Nicolás II antes de que el país se viese arrastrado por la revolución, la guerra civil y el exilio. El álbum ruso es una exploración sobre cómo nuestro pasado nos moldea, pero también sobre cómo debemos escribir nuestras propias historias en el presente.
Entre los siglos XV y XVIII, los europeos no solo estaban fuertemente constreñidos por las jerarquías sociales, también malvivían atormentados por el hambre y la miseria, tiranizados por el consumo diario de un pan deliberadamente adulterado, a menudo mezclado con semillas y hierbas alucinógenas.
Mientras Galileo, Descartes y Bacon trabajaban en la idea de un mundo racional y ordenada, la desnutrición crónica y la embriaguez domésticaagudizadas por estas drogas rurales y domésticas llevaban a sus coetáneos a un viaje psicodélico, a trances y explosiones dionisíacas que involucraban a pueblos enteros, a los meandros de un imaginario demoníaco y nocturno que aliviaba una existencia de otro modo invivible.
A través de una cuidadosa reconstrucción de la vida cotidiana de campesinos, mendigos y pobres, Piero Camporesi en El pan salvaje presenta una imagen vívida y desconcertante de la Europa preindustrial, azotada por el desigual reparto de bienes y alimentos, como un vasto laboratorio de sueños.
Sumida en un universo fantástico, la humanidad tenía acceso a formas de conciencia ajenas a la racionalidad, y aún podía aprovechar las reservas oníricas que la prohibición a las hierbas alucinógenas destruyó más tarde.