En El pentágono del poder, segundo y último volumen de El mito de la máquina, concluye el balance radical que Lewis Mumford hace de rancias y trasnochadas concepciones acerca del progreso humano y tecnológico. Mumford ofrece una explicación histórica completa de las irracionalidades y las devastaciones que han socavado las grandes conquistas de todas las civilizaciones. Y demuestra cómo los imperativos cuantitativos de la técnica moderna —velocidad, producción en masa, automación, comunicación instantánea y control remoto— han acarreado inevitablemente la contaminación, los deshechos, las perturbaciones ecológicas y el exterminio de seres humanos en una escala inconcebible con anterioridad. Lejos de ser un ataque contra la ciencia y la técnica, El pentágono del poder pretende establecer un orden social más orgánico, basado en los inmensos recursos tecnológicos del organismo humano. Semejante orden, según demuestra Mumford, es fundamental para que la humanidad pueda superar las fantasías--y agresiones deshumanizadas que amenazan con destruir nuestra civilización por entero.
El presente volumen contiene una selección de ensayos breves que muestra cómo las ideas han dado forma al mundo moderno, es decir, cuál es el papel social y olítico -pasado, presente y futuro- de dichas ideas y de sus progenitores. Se trata de la faceta más lúcida y accesible de Berlin, y del punto de partida ideal para quienes no conozcan la obra del autor. La veintena de piezas cubre una gran variedad de temas: la Ilustración, el Romanticismo, la filosofía de Karl Marx, el papel de la inteligentsia, la cuestión judía, la libertad, el realismo en política, el nacionalismo. La obra incluye el último ensayo escrito por Berlin, «Mi trayectoria intelectual», en el que el autor proporciona su propia versión de su desarrollo como pensador, y el texto «Democracia, comunismo y el individuo», la primera declaración pública de Berlin sobre el pluralismo de los valores, el cual se ha convertido en una de sus más célebres contribuciones al pensamiento moral y político.
Con la publicación de El Reino y la Gloria Giorgio Agamben añade un nuevo capítulo a su investigación sobre la genealogía del poder emprendida ya hace una década con Homo Sacer y enriquece con singulares hallazgos una obra que ocupa ya, sin lugar a dudas, una posición de privilegio en la filosofía política actual. En esta ocasión, el autor acude a la teología cristiana, cuyas fuentes analiza con un rigor inusitado en este ámbito, para tratar de probar la existencia de dos paradigmas políticos en sentido lato: la teología política, que funda en el Dios único la trascendencia del poder soberano, y la teología económica, que implica que la teología misma, mucho antes del proceso de secularización, es ya concebida como una oikonomia, a partir de la distinción entre unidad y trinidad divinas y de la composición entre trinidad de sustancia y trinidad económica en la patrística. La compleja articulación entre ambas dimensiones, trascendencia, soberanía y reino, por un lado, e inmanencia, gobierno y administración por otro, explica una gran parte de las categorías fundamentales de la política moderna, y muy en especial el creciente predominio de la segunda sobre la primera. Y el mismo paradigma teológico-económico está también en la raíz de la teoría económica del liberalismo, desde los fisiócratas y Adam Smith, obedientes todas ellas a un modelo fundado de modo estricto en la Providencia.
La obra que dio a conocer a un pensador singular e irrepetible.
«El insomnio es una lucidez vertiginosa que convertiría el paraíso en un lugar de tortura.…Fue durante esas noches cuando comprendí la inanidad de la filosofía. Las horas de vigilia son, en el fondo, una declaración de guerra, un ultimátum que se da el espíritu a sí mismo.»
El genial autor rumano reflexiona aquí, con su apasionado estilo, sobre la melancolía y el éxtasis, la soledad y el sufrimiento, el instante y la eternidad, la miseria de la sabiduría o el entusiasmo como forma de amor.
Las disputas, en muchos casos sangrientas, entre las diversas sectas cristianas surgidas a raíz de la Reforma, provocaron ya desde fecha temprana una fuerte inquietud en el pensamiento europeo. John Lccke (1632-1704), destacado representante del empirismo filosófico, tampoco pudo sustraerse a la preocupación por este problema. En el Ensayo sobre la tolerancia (1666) y, más tarde, en la Epistola de tolerantia (1685) propugnó la separación entre la Iglesia y el Estado y la aceptación de todo tipo de opinión religiosa que no atentara contra los principios tundarnentales de la sociedad constituida, dos principios que continúan teniendo plena vigencia en el pensamiento político moderno.
Introducción y traducción de Carlos Mellizo
En 1571, tras un accidente montando a caballo, Michel de Montaigne abandonó su posición como magistrado en Burdeos para retirarse a su castillo a escribir. Este es el inicio, casi novelesco, de una obra capital de la cultura occidental. Montaigne dialoga con los pensadores clásicos sobre todo tipo de cuestiones en una honda reflexión acerca del «sí mismo». Sus escritos son continuas tentativas en busca de una respuesta a la que se acercan como un experimento, una probatura, un essai.