Filosofía en segundos reúne los conocimientos y los pensamientos filosóficos fundamentales en un solo volumen. Cada página sintetiza los datos más importantes en forma de «esquemas» para que se convierta en un experto al instante. Los textos y los gráficos breves y amenos detallan las figuras, los descubrimientos y los conceptos más relevantes, de Descartes a Nozick, del empirismo a la revolución, y de la apuesta de Pascal al imperativo categórico de Kant. Ideal para lectores ávidos de conocimiento y faltos de tiempo, este compendio de lecciones ilustradas revela los secretos de la filosofía con un método interesante y accesible a la vez. Todo lo que necesita saber está en este libro.
La presión por destacar en una sociedad donde «el infierno de lo igual» se presenta como una fosa de la que nos exhortan a salir. La necesidad autoimpuesta de las check-list como rituales de obligada ejecución para alcanzar la felicidad. La «ideología de la personalidad» que se manifiesta en forma de bulimia emocional, donde acumulamos y acumulamos experiencias para vomitarlas ipso facto en las redes sociales. La dolorosa brecha, que se agranda por momentos, entre el yo real y el yo virtual. La tensión de exigirle al tiempo libre una realización y productividad plenas, bloqueando así la posibilidad de disfrute…
Todos estos elementos, si no se analizan bajo la lógica del pensamiento crítico, se encargarán de configurar una personalidad abocada a experimentar un desánimo crónico. Y ante esto, pocos fármacos son más eficaces que la filosofía.
Armado de atención y espíritu crítico, Manuel Cruz desenmaraña en esta obra las últimas corrientes filosóficas.
El libro abarca desde la tradición analítica, la marxista y la hermenéutico-fenomenológica hasta las últimas tendencias, representadas por el empirismo, el pragmatismo, el estructuralismo y el postestructuralismo. Este análisis profundiza en el pensamiento de los filósofos más importantes de los últimos tiempos. El libro dedica también un capítulo a Ortega y Gasset.
Entender el presente no equivale a entender la actualidad sino a intentar acceder a las líneas de fuerza, a los vectores profundos que recorren nuestra contemporaneidad. Esta obra nos propone una pesquisa en busca de ese orden.
En lugar de presentar una filosofía de la religión o de informar sobre las numerosas filosofías de la religión que existen, Schaeffler trata de clarificar, a modo de ejemplo, algunas formulaciones de los problemas que en los distintos periodos de la historia.
La profunda indagación que presenta Filosofía del desistir reivindica, a través de la mirada histórica y filosófica, el regreso de la contemplación como parte fundamental del conocimiento; y este retorno únicamente puede procurarse desde el diálogo profundo entre Occidente y Oriente, que ya tuvo momentos de enriquecimiento mutuo en etapas claves del pasado determinantes para nuestra mirada. Los parlamentos propuestos van hilando el camino, partiendo, en un primero, de la concepción del sujeto y el acercamiento a la naturaleza de la conciencia desde la filosofía de Nietzsche y los textos budistas del Abhidhamma, para seguir el recorrido, en parlamentos posteriores, a través del pensar nietzscheano y las distintas etapas de la filosofía de Martin Heidegger, ambas en continuo diálogo con los pensadores de la Escuela de Kioto, Nishida, Tanabe y Nishitani. Desde el comienzo hasta su término, la totalidad del texto crea un círculo que regresa de nuevo al principio, con el fin de hallar el inconocimiento que siempre forma parte de nuestro conocer y la posibilidad de su presencia en una filosofía del desistir.
«He llegado a Lisboa, pero no a una conclusión», escribía Fernando Pessoa en su «Libro del desasosiego». Y es que el viaje siempre tiene un punto de llegada, pero ser pasajero es estar suspendido en la grieta entre destinación y destino, realidad y ensoñación.
Michael Marder ahonda en los intersticios de la aventura del viaje y ofrece una novedosa guía filosófica sobre la «condición de pasajero», sea en trayectos de larga distancia, sea en desplazamientos cotidianos. Ser pasajero no es sólo un trámite o una metáfora, pues constituye una experiencia universal que nos enfrenta con el tejido de nuestra propia existencia humana: el tiempo, el espacio, el aburrimiento, nuestro sentido del yo y nuestra cognición del mundo.