El presente estuche, una publicación única en el mercado actual, contiene la totalidad del canon holmesiano dividido en tres volúmenes atractivos y cuidadosamente editados: en Relatos 1 encontramos las dos primeras colecciones de cuentos de Conan Doyle: Las aventuras de Sherlock Holmes (1892) y Las memorias de Sherlock Holmes (1894); Relatos2 contiene las tres que le siguieron: El regreso de Sherlock Holmes (1907), Su último saludo (1917) y El archivo de Sherlock Holmes (1927); por último, Novelas reúne las cuatro narraciones largas protagonizadas por el emblemático y perspicaz detective de Baker Street: Estudio en escarlata (1887), El signo de los cuatro (1890), El perro de los Baskerville (1902) y El valle del miedo (1915).
La chica de nieve y El juego del alma, dos casos de Miren Triggs reunidos en una preciosa edición estuche.
La chica de nieve
Nueva York, 1998, cabalgata de Acción de Gracias. Kiera Templeton desaparece entre la multitud. Tras una búsqueda frenetica por toda la ciudad, alguien encuentra unos mechones de pelo junto a la ropa que llevaba puesta la pequeña.
En 2003, el día que Kiera habría cumplido ocho años, sus padres, Aaron y Grace Templeton, reciben en casa un extraño paquete: una cinta VHS con la grabación de un minuto de Kiera jugando en una habitación desconocida.
Llega la edición estuche de la «Trilogía de los Tres Cuerpos», el fenómeno editorial chino que ha conquistado al mundo tras vender cinco millones de ejemplares y lograr prescriptores de la talla de Barack Obama, George R.R. Martin o Mark Zuckeberg.
En la Italia del siglo xiv Petrarca se erige, con Dante y Boccaccio, como uno de los tres pilares de una nueva era en Occidente, marcada por el humanismo. Y es que, al redescubrir la tradición de los clásicos latinos, el poeta del Cancionero, laureado en 1341 en el Capitolio de Roma, se distanció de la teología e hizo del ser humano el principal interés del saber. Y precisamente su obra epistolar escrita en latín contribuyó a plantear ese proyecto inédito. En esta edición del monumental corpus en prosa integrado por las cartas familiares, de senectud, sin destinatario y dispersas, que abarcan buena parte de la existencia del poeta y casi un siglo de historia, Petrarca nos habla como observador de su convulsa época, de sus contemporáneos y de sí mismo, dialoga con autores del pasado convirtiéndolos en privilegiados interlocutores y crea su propia comunidad intelectual más allá del tiempo y el espacio. Así, forja la figura del hombre, singular y mortal, pero capaz de ejercer su libertad y trascender la finitud apelando a la posteridad. Con Petrarca el arte se vuelve alternativa existencial al sentimiento religioso, y el artista, paradigma humano.