Si Keynes y Hayek estuvieran vivos, ¿cuáles serían sus fórmulas para salir de la crisis?
Cuando la crisis bursátil de 1929 sumió el mundo en un caos, dos economistas salieron a la palestra para defender visiones opuestas sobre cómo restaurar el equilibrio económico y devolver al mundo occidental a la senda del crecimiento.John Maynard Keynes, el economista de Cambridge, argumentaba que el Estado tenía el deber de invertir en gasto público para así reactivar la economía. Contrariamente, el economista de la escuela austríaca, Friedrich Hayek, consideraba que esta solución sería inútil e, incluso, peligrosa.
William Easterly, uno de los economistas especializados en desarrollo más importantes del mundo, fue despedido del Banco Mundial por criticar la incompetencia flagrante de las organizaciones occidentales a la hora de mitigar la pobreza global. Este libro es su respuesta. La carga del hombre blanco es una crítica feroz a los arrogantes esfuerzos y a las ineficaces políticas económicas de Occidente por mejorar el destino de los supuestos países en desarrollo. En ocasiones irreverente, en otras airado, pero siempre clarividente y riguroso, Easterly plantea que Occidente debe afrontar su propia historia de ineptitud y sacar sus propias conclusiones, especialmente cuando la cuestión de nuestra capacidad de trasladar las instituciones occidentales al Tercer Mundo es uno de los debates más acuciantes a los que nos enfrentamos. Un libro de denuncia que ofrece propuestas realistas para reducir la desigualdad en el mundo.
Son muchos los desafíos a los que se enfrenta el mundo hoy, pero posiblemente uno de los más importantes sea comprender la nueva revolución tecnológica. Por primera vez podemos afirmar que la cuarta revolución industrial acarrea a la transformación de la humanidad, debido a la convergencia de sistemas digitales, físicos y biológicos que la protagonizan. Las nuevas tecnologías están cambiando la manera en la que vivimos, trabajamos y nos relacionamos los unos con los otros, y la velocidad, amplitud y profundidad de esta revolución nos están obligando a repensar cómo los países se desarrollan, cómo las organizaciones generan valor e incluso qué significa ser humanos. En La cuarta revolución industrial, Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, describe las características clave de la nueva revolución tecnológica, y resalta las oportunidades y los dilemas que esta plantea. Las nuevas formas de colaboración y gobernabilidad, acompañadas de una narrativa positiva y compartida, pueden moldear la cuarta revolución industrial en benefició de todos. Si aceptamos la responsabilidad colectiva de crear un futuro en el que la innovación y la tecnología sirvan a las personas, podremos llevar a la humanidad a nuevos niveles de conciencia moral.
Esta obra ofrece al lector una interpretación de la historia de la economía española en la época contemporánea, con la pretensión de que sirva de introducción al análisis de la situación actual y de apoyo para efectuar previsiones acerca de su desarrollo en el porvenir inmediato. Esta pensada como instumento de trabajo para los historiadores y para quienes siguen cursos universitarios de história económica española, pero también aspira a ser útil para todos los que se interesan por ella con la voluntad de comprender mejor la trayectoria económica del país.
Este no es un libro de historia económica convencional en la medida en que concede una gran importancia a la historia política y social, al contexto internacional y a las relaciones económicas exteriores.
Esta obra ha sido publicada con una subvención de la dirección general del libro, archivos y bibliotecas del ministerio de cultura, para su préstamo público en bibliotecas públicas, de acuerdo con lo previsto en el artículo 37.2 de la ley de propiedad intelectual
Hace tiempo que se anuncia el declive de Occidente, pero ahora los síntomas de esa decadencia nos acosan: un crecimiento mínimo, una deuda asfixiante, una población envejecida, conductas antisociales. ¿Qué le pasa a la civilización occidental? La respuesta que ofrece Niall Ferguson es que nuestras instituciones, los complejos marcos dentro de los que una sociedad puede florecer o fracasar, están degenerando. El gobierno representativo, el libre mercado, el imperio de la ley y la sociedad civil: estos solían ser los cuatro pilares de las sociedades occidentales. Estas instituciones, más que ninguna ventaja geográfica o climatológica, permitieron el dominio global de Occidente a partir de 1500. En nuestra época, sin embargo, estas instituciones se han deteriorado de modo alarmante. Nuestras democracias han roto el pacto intergeneracional al dejar una pesada carga de deuda a nuestros hijos y nietos. Nuestros mercados cada vez están más distorsionados por regulaciones excesivamente complejas que son la enfermedad de la que pretenden ser la cura. El imperio de la ley se ha convertido en el imperio de los abogados. Y la sociedad civil es ahora la sociedad incivil, en la que esperamos que el Estado resuelva todos nuestros problemas. La gran degeneración es un poderoso y en ocasiones polémico alegato contra una era de negligencia y pasividad. Mientras el mundo árabe lucha por alcanzar la democracia y China avanza de la liberalización económica al imperio de la ley, europeos y estadounidenses malgastan el legado institucional construido a lo largo de varios siglos. Detener la degeneración de la civilización occidental, advierte Ferguson, requerirá líderes audaces y una reforma radical.
El decisivo tratado de Adam Smith sobre el mercado libre allanó el camino al capí talismo moderno argumentando que la competencia es el motor de una sociedad productiva y que el interés propio en última instancia logrará enriquecer a toda la comunidad, como si de una «mano invisible» se tratara.