Basándose en las miles de páginas de los cuadernos manuscritos de Leonardo y nuevos descubrimientos sobre su vida y su obra, Walter Isaacson teje una narración que conecta el arte de Da Vinci con sus investigaciones científicas, y nos muestra cómo el genio del hombre más visionario de la historia nació de habilidades que todos poseemos y podemos estimular, tales como la curiosidad incansable, la observación cuidadosa y la imaginación juguetona. Su creatividad, como la de todo gran innovador, resultó de la intersección entre la tecnología y las humanidades. Despellejó y estudió el rostro de numerosos cadáveres, dibujó los músculos que configuran el movimiento de los labios y pintó la sonrisa más enigmática de la historia, la de la Mona Lisa. Exploró lasleyes de la óptica, demostró como la luz incidía en la córnea y logró producir esa ilusión de profundidad en la Última cena.
La habilidad de Leonardo da Vinci para combinar arte y ciencia -esplendorosamente representada en el Hombre de Vitruvio- continúa siendo la regla de oro de la innovación. La apasionante vida de este gran hombre debe recordarnos la importancia de inculcar el conocimiento, pero sobre todo la voluntad contagiosa de cuestionarlo: ser imaginativos y pensar de manera diferente.
Historias de amor y desamor de grandes creadores.
Después de revolver en la trastienda de nuestra historia para mostrarnos cómo las «pasiones carnales» de reyes, reinas y poderosos determinaron el curso de los acontecimientos («las grandes decisiones no se toman ni en audiencias reales ni en despachos, sino en las distancias cortas»), Marta Robles explora en este nuevo ensayo la relación entre las emociones y la creación artística.
Con el estilo ágil y directo que la caracteriza, la autora nos sumerge en las vidas de creadores de muy distintas disciplinas —músicos, escritores, poetas, pintores, escultores, cineastas, fotógrafos…—, muchas de ellas tumultuosas y salpicadas de asombrosos episodios tan intensos como destructivos que acompañan a las personalidades creativas.
¿Creación? ¿Destrucción? ¿Amor? Este libro habla de ello, de amores y desamores, de pasiones y de sexo, de abandono, de pérdidas y de dolor, y de cómo esta combinación alquímica, tan mágica como difícil de explicar —y, a veces, de vivir—, actúa en la pulsión creativa de los genios. Ese efecto tan prodigiosamente condensado en el verso de Neruda que da título al libro: «lo que la primavera hace con los cerezos».
Pilar Cernuda hace en estas páginas un recorrido por sus más de cincuenta años de profesión, en los que ha vivido experiencias que nunca imaginó; ha conocido a personajes a los que jamás pensó conocer por estas páginas pasan, entre otros, Serrat, Massiel, Yves Montand, Geraldine Chaplin, Theodorakis, Miguel Ríos o Melina Mercouri y sido testigo directo de situaciones insólitas y momentos que forman parte de la historia. También ha tratado a los compañeros de oficio más influyentes, a dirigentes de todos los partidos, presidentes de gobierno y, por supuesto, a los reyes. A través de sus recuerdos desvela confidencias que ha guardado durante este tiempo y que explican algunas decisiones de Estado e iniciativas políticas nunca aclaradas.
«Este libro no es una despedida de la profesión. Ni de la profesión ni de nada. Sigo, en todo, al pie del cañón. Mientras el cuerpo aguante, sienta pasión por el oficio y mis jefes sigan confiando en mí, estaré, como siempre, detrás de la noticia».
No conoces a Ada Byron ni su gran hazaña en el mundo de la informática, pero quizá sí a su padre, Lord Byron. Tampoco sabes quién es el cocinero François Vatel, pero habrás oído hablar de los suntuosos banquetes que daba Luis XIV en su corte. Y por supuesto no te sonará el nombre de Annie Oakley, pero sí el de sus coetáneos Toro sentado y Buffalo Bill.
Y es que detrás de cada gran hombre o mujer hay, sin duda, un loco adorable con una increíble vida que deberías conocer. Y Daniel Samper ha descubierto en este libro diez de las más fascinantes: François Vatel, Aimé Bonpland, Ada Byron, Temístocle Solera, Ezequiel Uricoechea, Annie Oakley, Graciela Olmos, Sidney Franklin, Hedy Lamarr y Mané Garrincha son los excéntricos e interesantísimos protagonistas de las historias injustamente desconocidas que componen estas páginas y que te enamorarán.
Gilbert K. Chesterton (1874-1936) fue como personaje y persona casi tan interesante como escritor. De ahí que sean numerosísimos los testimonios, memorias y biografías relacionadas con nuestro escritor. Entre las biografías más interesantes dedicadas nunca a Chesterton, está esta de Ada Elizabeth Jones, más conocida como Mrs. Cecil Chesterton, quien redactó estas memorias en el Londres bajo los bombardeos de la II Guerra Mundial. Ella misma, que vio muchas veces los aviones nazis volar sobre la capital, tuvo que escapar de su casa, porque una bomba amenazaba arruinarla. Con evidente peligro, volvió a su domicilio para rescatar el manuscrito que hoy el lector tiene en su mano.
Como niña católica de familia humilde del norte de Inglaterra, Hilary Mantel creció en un entorno austero y riguroso que, lejos de limitarla, alimentó una imaginación exuberante que le hizo creer que las hazañas más extraordinarias estaban al alcance de su mano; entre ellas, convertirse en caballero andante a los cuatro años.
Estas fascinantes memorias son un intento por parte de la autora de recuperar a esa niña que fue, y de hacerlo antes de que otros comiencen a contar su historia por ella. Son el relato de su difícil infancia y de su adolescencia, momento en el que empezó a sufrir los síntomas de una enfermedad que, ya de adulta, le causaría un gran dolor y le arrebataría la posibilidad de ser madre.
Aunque sería ese mismo dolor el que, más adelante, la abocaría a la escritura como manera de rescatarse a sí misma. Mantel, quizá más conocida por su galardonada trilogía de Thomas Cromwell, escribe con un finísimo oído y una inteligencia furiosa mientras resucita fantasmas de una vida que «tiemblan entre las líneas».