Desde muy niño encontré en la escritura una forma de ver mi realidad circundante de otra forma. Nunca olvidará que la primera Historia que “me inventé” resultó tan creíble que terminó teniendo que disculparme con los “personajes” (utilicé nombres de personas reales...tenía apenas unos 12 años...ahi aprendí que no solo tenía que “inventar” las historias, también tenía que “inventar” los nombres de mis personajes). Devorá con un hambre insaciable los libros de Juan Bosch, Garcia Márquez, Pablo Neruda y todo cuanto me llevara mi Padrino Juan Bautista (el hombre más instruido que he conocido, quien se convirtió en mi maestro). En esos mismos tiempos descubrí que tenía “alguito” de talento para la Poesía. Le escribía cartitas de amor a las chicas, las que les gustaban tanto a ellas como a mis amigos, que me convirtieron en su “redactor”: Ellos me decian sus sentimientos y yo los convertía en “Poemas”.
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