En el siglo XVIII, dos hombres de la misma edad (y caracteres opuestos) dedicaron sus vidas a la misma ardua tarea: identificar y describir toda la vida en la Tierra. Carl Linneo, un médico sueco muy devoto y con dotes de comerciante, consideró que la clasificación debía responder a categorías ordenadas y estáticas. Por el contrario, Georges-Louis de Buffon, aristócrata, polímata y director del Jardin du Roi de Francia, veía la vida como un remolino dinámico y complejo. Cada uno emprendió su trabajo consciente de las dificultades pero creyéndolo posible. ¿Cómo podría el planeta albergar más de unos pocos miles de especies?
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