PARAISO PARA PERVERSOS

Imaginemos que uno de los hombres más ricos del país, propietario del banco más importante del sistema financiero nacional, incursionando en la política partidaria sin tener experiencia alguna. Imaginémoslo confabulado con la cúpula del partido político más tradicional para arrebatarle por la fuerza del dinero la postulación presidencial al candidato favorito de las bases, para luego enfrentar a un Presidente que busca la reelección, y que está dispuesto a todo para no permitir que lo expulsen del poder. Esto y mucho más froma parte de la trama de la novela Paraíso para perversos de Luis R. Santos. La política y el poder nunca antes habían sido tratados de manera tan certera y magistral en la novela dominicana.
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Imaginemos que uno de los hombres más ricos del país, propietario del banco más importante del sistema financiero nacional, incursionando en la política partidaria sin tener experiencia alguna. Imaginémoslo confabulado con la cúpula del partido político más tradicional para arrebatarle por la fuerza del dinero la postulación presidencial al candidato favorito de las bases, para luego enfrentar a un Presidente que busca la reelección, y que está dispuesto a todo para no permitir que lo expulsen del poder. Esto y mucho más froma parte de la trama de la novela Paraíso para perversos de Luis R. Santos. La política y el poder nunca antes habían sido tratados de manera tan certera y magistral en la novela dominicana.
Especificaciones de productos
Autor SANTOS, LUIS R.
Editora LIBRO DOMINICANO
Encuadernado PASTA SUAVE
Páginas 212
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Imagen de JUEGO DE CORRUPTOS
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JUEGO DE CORRUPTOS

El acusador de Jordi Martín es el esposo de la jueza de tierras. Antes eran sus amigos, o eso pensaba, hasta que le quitaron todo. El testigo que lo incrimina en el estrado es el abogado de la pareja desde hace mas de veinte años. Pretende apenas conocerlos, pero les debe 1,4 millos de dolares, esta en la declaración jurada de la funcionaria. Todos los saben especialmente sus colegas magistrados, aunque a nadie le parece importar la suerte de Jordi, excepto a Alina. La conoció hace unos meses y, después de lo ocurrido, es de las pocas personas en la isla en quien confía. Lo acompaña a todas partes: a la procuraduría, a la embajada, a buscar abogado, etc. La historia de la vida de su amiga le fascina. Un padre juez en la España franquista, fue alcaide en un hospital psiquiátrico de alta seguridad en Inglaterra, su Bentley descapotable, y el desfile de invitados ultrajados en su casa, siempre burbujeante. Desde el banquillo, Jordi mira las caras de póker de los miembros del Tribunal Penal, en busca de pistas. Empieza a ver el camino oscuro hacia la cárcel, mientras ellos juegan a cuestionar al impostor. Alina hierve. Testigo, magistrados, alguacil, abogados… son notas de una partitura ensayada.
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