La estudiante Rebecca Sorley es como cualquier otra que puedas encontrar en la Universidad de Florida: intenta mantenerse al día con sus estudios, sus amigos y sobre todo con su compañera de habitación Ellie, muy propensa a buscarse problemas con la ley. Cuando aparece el cadáver flotando de uno de los estudiantes en el agua en un área infestada de caimanes, la universidad aconseja a los estudiantes permanecer alejados de los reptiles. Pero cuando encuentran un segundo cuerpo la policía tiene claro que no ha sido un accidente, además los dos jóvenes pertenecían a una misma fraternidad, de reputación dudosa pues siempre estaba en el punto de mira por atacar y herir a mujeres. Las amigas de Ellie recuerdan cómo ésta en múltiples ocasiones había amenazado con matar a todos aquellos hombres que no aceptaran un NO por respuesta, pero pensaban que formaba parte de su fuerte carácter? Ahora poco a poco empiezan a sospechar de ella, pues está claro que hay un asesino en serie suelto por el campus.
En un mundo de influencers de pacotilla y de princesas yo elegí ser una persona que se come el mundo antes de que el mundo me coma a mí, aunque a veces tenga náuseas.
Pero ¡cuidado! porque, sí, hablo de cosas de chicas y de chicos, de situaciones muy reales, de momentos alegres y de llanto, pero os lo digo alto y claro: todos y todas llevamos una Drama Queen dentro, solo hay que dejarla salir…
Segundo volumen de «Pijas y divinas», una saga gamberra y divertida, con una trama repleta de trampas, errores, química sexual, romanticismo y mucho erotismo.
«De una boda, en teoría, sale otra boda. Chorradas. ¡Qué más quisiera yo!
Os seré franca, quiero casarme cuanto antes, pero no con cualquiera. En mi entorno el matrimonio es un arte y, a pesar de que he tenido novios y pretendientes, ninguno cumplía los requisitos, empezando por una cuenta bancaria saneada. Sé lo que pensáis, pero antes escuchad mis razones.
No valgo para trabajar y no me he criado entre algodones para ahora echarlo todo a perder. Necesito un esposo que no me saque muchos años y que no sea difícil de mirar; aunque, según mi madre, “a todo se acostumbra una, hija”.
Ahora que estoy en la boda de una amiga, miro alrededor y veo que aquí no encontraré al candidato. Así pues, seguiré buscando…»
Benson y Mike son una pareja gay residente en Houston. Benson es afroamericano y trabaja como profesor en una guardería. Mike es de origen japonés y es chef en un restaurante mexicano. Su existencia en común empieza a mostrar algunas grietas y a verse amenazada por la monotonía. Esa monotonía la romperán una serie de acontecimientos no precisamente felices que sacudirán sus vidas.
Los héroes y los villanos se desdibujan en Malaventura, una suerte de neorromancero ambientado en una Andalucía desesperada y remota, a la vez que irreal y auténtica, mítica y salvaje, llena de personajes extremos: quinquis, hechiceras, cazadores, demonios que se desplazan por las ondas de la radio, mercenarios de buen corazón o niños que maldicen a todo un pueblo. Una mujer barbera atrapada en una reyerta. El cruel linchamiento de un legendario bandolero. Una misteriosa matanza en una fonda en la que el único testigo es un burrico. El amor imposible entre una vidente y un forajido. Una inundación que sigue su curso llevándose por delante todo lo que encuentra a su paso o la inesperada visita de los fantasmas del pasado que buscan ajustar cuentas con un violento guardia civil.
Dos amigos de la niñez con una deuda pendiente.
Un forzado reencuentro en la amurallada localidad vallisoletana de Urueña.
Álvaro, un exitoso escritor, y Mateo, un crucigramista en números rojos, acabarán atrapados en el caótico trazado medieval de la villa y bajo una impenitente cencellada. Ambos serán parte de un macabro juego en el que la sed de venganza los llevará a tomar decisiones que condicionarán sus vidas en el caso en el que alguno logre superar la jornada.
Astillas en la piel tiene una trama adictiva y asfixiante al más puro estilo cinematográfico y al servicio de la literatura de calidad.