Una historia de genialidad y perseverancia, de misoginia y antisemitismo
Hasta la década de 1950, ni siquiera las mentes más brillantes de la ciencia sabían cómo los genes transmitían la información esencial para la vida desde un organismo a su descendencia. Cuando el 28 de febrero de 1953 los científicos James Watson y Francis Crick irrumpieron en un pub de Cambridge para proclamar el descubrimiento de la estructura de doble hélice del ácido desoxirribonucleico —el ADN—, nada volvió a ser igual en la historia de la ciencia y de la humanidad.
Watson, Crick y Maurice Wilkins ganaron el Premio Nobel de Medicina en 1962, mientras que el bestseller La doble hélice, las memorias de Watson sobre el descubrimiento, asentó un relato oficial plagado de medias verdades, injurias y prejuicios. La perfecta villana de aquel libro era la química Rosalind Franklin, quien había sido fundamental en los trabajos que condujeron al hallazgo y que sin embargo quedó relegada.
El secreto de la vida es la historia de la pugna entre personalidades complejas y ambiciosas llamadas a revolucionar la biología, en un tiempo —a mediados del siglo XX— en el que los científicos eran considerados algo así como dioses, en un sistema académico consagrado al progreso, pero también elitista, misógino y antisemita.
Este libro fascinante se adentra en el concepto del sexo desde un punto de vista evolutivo y netamente femenino. El gran invento que fue la reproducción sexual supuso el tributo, en el caso de algunas especies como la nuestra, de un dimorfismo sexual no necesariamente igualitario en el reparto de las funciones biológicas. En el caso concreto de la reproducción, las mujeres parten de unas condiciones anatómicas, fisiológicas y etológicas que las hacen estar en clara desventaja con la otra mitad de Homo sapiens, los hombres. Las presiones, condiciones y estados de estrés biológico a las que se ve sometido el cuerpo femenino a lo largo de la vida pubertad, menstruación, embarazo, parto, menopausia… muestran cómo la naturaleza parece haber hecho un pésimo reparto de facturas en el precio que hay que pagar por tener descendencia.
La gran aventura intelectual de nuestro tiempo.
Steven Weinberg, premio Nobel de Física por su contribución a la unificación de dos de las fuerzas básicas de la naturaleza -la fuerza débil y el electromagnetismo-, aborda en este libro la gran aventura intelectual de nuestro tiempo: la búsqueda de una "teoría final", aquella en la que todas las preguntas fundamentales hallarían respuesta sin requerir una explicación en términos de otros principios.
Weinberg, que no sólo es un gran físico sino un excelente divulgador, nos explica de manera llana y comprensible la idea de esta "teoría final", los pasos que han conducido hacia ella y los obstáculos que encuentra, dejándonos en la frontera de esa tierra prometida.
¿Pueden las medidas explicar el mundo? Para responder a esa colosal pregunta ha dedicado Vaclav Smil las más de trescientas páginas de El tamaño de las cosas. El científico canadiense despliega un ambicioso análisis del principio rector más fundamental de nuestro planeta: el tamaño, cuyas leyes, límites y peculiaridades son clave para entender la salud, la riqueza e incluso la felicidad. Medir la escala, las proporciones y las simetrías es todo un reto, en especial cuando se trata de sistemas tan complejos como las economías, pero comprenderlas ofrece ricas recompensas.
Con el enfoque interdisciplinar que caracteriza su prolífica obra divulgativa, Smil recurre a la historia, las ciencias de la Tierra, la psicología y el arte, entre otras áreas, para ofrecer una nueva visión de nuestros mayores retos, como la desigualdad, la propagación de enfermedades infecciosas y los estragos del cambio climático.
Este libro sobre lo grande, lo pequeño y la relación entre ambos nos entrega una innovadora respuesta a las grandes preguntas sobre la existencia humana. El tamaño no es solo una propiedad más de lo que nos rodea, sino que puede cambiar nuestra forma de verlo absolutamente todo.
La cosmología es una ciencia complicada: nadie puede fabricar sus propias estrellas, planetas o galaxias para demostrar sus teorías. Pero en las últimas décadas ha surgido un nuevo tipo de física que llena el vacío entre teoría y experimentación.
En El universo en una caja, el profesor de cosmología Andrew Pontzen, explica de una manera clara y rigurosa qué son las simulaciones, esos códigos informáticos con los que los científicos han podido recrear el universo y profundizar en su historia, poniendo a prueba por primera vez ideas centenarias. Esta suerte de manual fundamental para amantes de la astronomía, que aún está desplegando sus capacidades, replantea lo que creemos saber sobre los agujeros negros o la materia cósmica para arrojar nuevas luces sobre nuestra realidad.
Las simulaciones son esenciales para la predicción meteorológica, la epidemiología, la neurociencia, la planificación financiera e incluso el diseño aeronáutico. Iluminadora, provocadora y audaz, esta es la historia de nuestro hogar, el cosmos, contada a través de universos alojados dentro de ordenadores.
Stephen Hawking, uno de los pensadores más influyentes de nuestro tiempo, se ha convertido en un icono intelectual no sólo por la osadía de sus ideas científicas, sino también por la claridad y agudeza con que sabe expresarlas. En este libro, Hawking nos conduce hasta la frontera misma de la física teórica -donde la verdad supera muchas veces a la ficción― para explicarnos en términos verdaderamente sencillos, y en ocasiones muy divertidos, los principios que rigen nuestro universo. Con su peculiar entusiasmo, el profesor Hawking nos incita a acompañarle en un colosal viaje por el espacio tiempo, hacia un increíble país de las maravillas en el que partículas, membranas y cuerdas danzan en once dimensiones, donde los agujeros negros se evaporan y desaparecen llevándose consigo su secreto, y donde habita la pequeña nuez -la semilla cósmica originaria―de la que surgió nuestro universo. El universo en una cáscara de nuez es imprescindible para cuantos deseamos comprender el universo en que vivimos. Como ya sucedió con la Historia del tiempo, Hawking nos ilumina y nos conmueve, porque a través de su lectura experimentamos también nosotros la misma emoción que embarga a la comunidad científica a medida que va arrancando al cosmos sus secretos.