Presentamos cuatro libritos muy pequeños y blanditos. Con pelos, plumas o escamas, cortos largos o con rayas ¿puedes decir de quién es este rabito que ves?
Presentamos cuatro libritos muy pequeños y blanditos. Zarpas, garras, o patas de pato, cascos o pezuñas, todos sin zapatos, con solo verles los pies ¿puedes saber quién es?
Estos libritos están llenos de sorpresas. En cada página, un animalito propone un pequeño reto: ayudándose de la rima y de los coloridos dibujos, los más peques deberán averiguar de quién es cada casita. Nido, cueva o madriguera, colmena o caseta de madera. De visita en visita.
Estos libritos están llenos de sorpresas. En cada página, un animalito propone un pequeño reto: ayudándose de la rima y de los coloridos dibujos, los más peques deberán averiguar que comen. Con solo saber su comida, adivinarás el animal en seguida.
Flow y Stratus han crecido juntos, comparten la afición por las carreras de coches (esas que rozan lo ilegal) y un montón de vivencias y buenos recuerdos del barrio donde jugaron desde pequeños. Pero la rivalidad aumenta en cada competición, sometida a la hábil manipulación de un magnate ambicioso que quiere separarlos y sacar el máximo partido del enfrentamiento entre los que, con el tiempo, han llegado a convertirse en los mejores corredores del mundo. Las apuestas mueven grandes cantidades de dinero y alimentan todo un entorno mafioso. Fomentando las desavenencias entre ambos, el magnate los conducirá a una situación extrema de la que solo saldrán con éxito tras afrontar un gran riesgo y, sobre todo, volviendo a confiar el uno en el otro.
Por suerte, faltan solo siete años y medio para que sea adulta y pueda decidir por mí misma, por fin. Hasta entonces Paulina Schmitt tiene todavía mucho que organizar: por ejemplo, debe tramar un plan que les permita a ella y a su madre regresar a su querido reino de Mauldavia, su antigua casa. Paulina, a la que todos llaman «Maulina» no sin motivo, no se somete tan fácilmente. Alguien como ella no deja que la echen así como así y la trasplanten a un aburrido extremo de la ciudad, donde se supone que tiene que ser feliz con su madre en una casa de plástico.
A veces pienso que tal vez en la vida tengamos una especie de cuenta que nos permite hacer determinadas cosas, pero solo podemos hacer unas cuantas, y si nos pasamos, ¿se acabó? En el segundo verano de Maulina en las casas de plástico ha...