Libro sentipensante, escrito con el tono de las grandes revelaciones, filosófico y hondo. La gran lucidez, coherencia y despliegue argumentativo de sus textos valida la sólida formación del autor y su excelente dominio del mundo cultural occidental y sus sistemas de conocimiento.
El afán actualizador y abarcador de estos artículos, dada la complejidad y multiplicidad de los temas que abordan, lo convierten en una herramienta de pensamiento formidable. En un mundo donde precisamente va decayendo el raciocinio, acceder de pronto a tantos y tan buenos juicios es una especie de premio. Se trata de una apuesta grande, de la que Matías sale bien librado, porque, en esencia, a pesar del eficiente manejo interpretativo y taxativo de informaciones generales, este libro está escrito además sobre la base de sentires íntimos, de reflexiones e ideas tan personales que, si bien logran
describir los fenómenos, haciéndolos potables en el contexto actual, consiguen enamorar por su sinceridad y originalidad. Tenemos aquí a un exquisito pensador. ¡Aprovechémoslo!
Rafael J. Rodríguez Pérez
Más que una simple colección de delirios, una amalgama de experimentos, tenteallás, homenajes y pendejadas varias, este conjunto de textos pretende recoger los relámpagos del sentido que atraviesan el negro firmamento del ubicuo nihilismo contemporáneo, realidad deplorable y únicamente vulnerable al ejercicio de las artes en general y de las letras, en particular. La arbitrariedad del medalaganarismo de su autor es sólo interrumpida por ese título que, a su manera, refleja una suerte de cosmovisión. Parafraseando a Víctor Manuel! y Ana Belén, “para la locura siempre hay tiempo y es a través del ejercicio de lo fantástico, de lo pretencioso, de lo hermoso, que se puede aliviar el alma, individual y colectiva, de las dolorosas cicatrices que deja tras de sí el ejercicio de la propia humanidad”.