La década de 1950 se acerca a su fin y en Santiago de Chile Aurora se dispone a asistir a su primer año en la facultad de Medicina. En el discurso inaugural, el rector exhorta al alumnado, concretamente a las dos únicas mujeres de todo el curso, a demostrar que merecen un sitio entre esos bancos. Luchando contra los prejuicios de sus profesores, que dudan de su valía, y de sus propios compañeros, que asumen que Aurora anda en busca de un buen partido, esta cirujana en ciernes se gana un puesto de honor en la facultad. Entre lecciones de anatomía, disecciones de corazones y experimentos poco ortodoxos, pronto su propio corazón empezará a latir de forma incontrolada y Aurora deberá tomar una decisión imposible con la que vivirá el resto de su vida.
En un remoto asilo en el desierto, un hombre joven acompaña a un moribundo. Han pasado diez años desde que coincidieran brevemente en una institución psiquiátrica. Ahora, el que está punto de morir le pide al otro que termine el proyecto al que ha dedicado su vida: la reconstrucción de la singular historia de Jan Gay. Esta investigadora, escritora y activista queer de principios del siglo XX dedicó su vida a documentar las vidas lesbianas y la cultura nudista en Estados Unidos y Europa, y sin embargo su trabajo fue el origen de un manual sobre la homosexualidad como perversión titulado Desviaciones sexuales: un estudio de los patrones homosexuales.
La lectura de las misteriosas páginas tachadas de dicho manual infame acompañará las vigilias diurnas que siguen a las calurosas noches de insomnio de aquellos dos hombres. En las horas de oscuridad mantendrán una larga conversación sobre sus vidas y las de Jan Gay y los sujetos que participaron en la truncada investigación.
En este atmosférico relato de amor, que es a la vez un collage documental y un homenaje a Pedro Páramo y El beso de la mujer araña, Justin Torres desentierra un episodio borrado de la historia estadounidense para explorar los orígenes de la patologización de la comunidad queer; una bella e imaginativa novela que ha sido merecedora del National Book Award.
Cuando, un gris día de otoño, Joséphine sale de su pequeño ático en el canal Saint-Martin, en París, encuentra dos cartas en el buzón. Una es de la editorial con la que colabora como traductora, y la otra de un notario desconocido. Y así, en pocos minutos, Joséphine descubre que ha perdido su trabajo, pero también que ha heredado una vivienda, aunque atípica y un poco ruinosa: su querido tío Albert le ha dejado su vieja casa flotante, amarrada en el cercano muelle del puente de la Concordia.
A regañadientes, y a pesar de los buenos recuerdos que guarda de los viajes por el Sena con su excéntrico tío, Joséphine decide venderla. Pero en el barco no solo la espera un misterioso armario cerrado del que aparentemente no hay llave, sino también un atractivo pero gruñón desconocido que afirma ser el legítimo inquilino. Y que, por supuesto, no ve por qué debería mudarse...
Una joven regresa de Nueva York al Kentucky de su infancia y descubre un mundo de contradicciones en su interior. La vida en Nueva York, escenario o telón de fondo de la mayoría de estas historias, se describe de manera sorprendente y memorable en la prosa mordaz de Hardwick. Elizabeth Hardwick, célebre novelista y ensayista, fue una de las grandes mujeres de letras de la posguerra de Estados Unidos. Sin embargo, hasta ahora, su pequeño pero notable logro como escritora de cuentos ha permanecido en gran parte oculto, escondido en las páginas de publicaciones periódicas como Partisan Review, The New Yorker y The New York Review of Books. Esta primera colección de relatos de Hardwick revela su brillantez como observadora de la vida contemporánea.
Cuando Sylvia Beach, una joven americana amante de los libros, abre Shakespeare and Company en una tranquila calle en el París de 1919, no tiene ni idea de que cambiará el curso de la literatura. Shakespeare and Company es mucho más que una librería. Hemingway y muchos de los escritores de la Generación Perdida la consideran su segunda casa. Allí también se forjan algunas de las amistades literarias más importantes del siglo XX, como la de James Joyce con la misma Sylvia. Cuando la controvertida novela de Joyce, Ulysses, es prohibida, Beach decide publicarla bajo la protección de Shakespeare and Company. Pero el éxito y la fama que conllevan publicar la novela más controvertida e influyente del siglo tiene unos costes muy altos: la rivalidad de otros editores que quieren a Joyce para ellos.
Los espectadores que en 1983 fueron a ver El sur, el clásico de Víctor Erice, se enfrentaron a dos enigmas sobre el origen. El primero, el del pasado del padre de la narradora, quedó irresuelto cuando el productor cortó el rodaje antes de viajar al sur en busca de respuestas. El segundo alude al origen de la propia película, que parte de un «guión de Víctor Erice basado en un relato de Adelaida García Morales»: un relato escrito en 1981 que por entonces aún permanecía inédito. Su publicación en 1985, acompañado por Bene, supuso un descubrimiento doble: no solo revelaba al fin los misterios del sur (o una de sus versiones posibles), sino también a una escritora magnética, personalísima, que transmutaba sus recuerdos de infancia (he ahí otro enigma sobre el origen) con una alquimia embrujada de secretos y silencios; la relación entre padre e hija de su relato, más convulsa y equívoca que la de la versión truncada de la película que llegó a estrenarse, se funda en una suerte de condena compartida, y se recorta sobre un escenario fantasmagórico, casi gótico.
Una fotografía en la que aparece Ernest Hemingway en una comarca de Lérida, encontrada como marcapáginas al morir su suegro, lleva al narrador de esta historia a investigar qué vínculo podía haber entre el escritor y la familia de su mujer. Tirando del hilo, descubrirá la trágica historia de Antoni Lloret, sastre del pueblo de Sant Sadurní y teniente de alcalde, que se escondió al terminar la guerra, temeroso de la barbarie fascista. Lloret permaneció diez años desaparecido, sus hijos creyeron que había muerto y solo su mujer y su madre conocían su paradero.
Greta, marcada por la desaparición de Julieta, su hermana pequeña, vuelve a Formentera para cuidar a su querida abuela Matilde, el pilar de la familia, que mantiene viva la llama de la infancia a través de las leyendas mágicas de la isla, las historias y su sabiduría. El regreso obligará a Greta a enfrentarse a los fantasmas del pasado y a su madre, Helena, con quien tiene una relación distante y conflictiva.
Todos aquellos mares es un relato de redención lleno de luz, íntimo y emotivo, sobre la profundidad de las relaciones humanas y la complejidad de los vínculos familiares.
¿Quién da cuenta de lo acontecido? ¿Quién toma acta del presente? ¿La literatura, el periodismo, un atestado policial? Un novato cronista de sucesos y un veterano abogado intentan descifrar un crimen y quizás descubrir el subsuelo de impunidad que persiste en un Portugal a caballo entre dos imaginarios: el limpio y ordenado que promete la Exposición Internacional de Lisboa y el longevo y popular del inolvidable Oporto que protagoniza este libro.
Esta historia comienza bajo las aguas turbias de una balsa de riego. Es ahí donde el protagonista, con apeínas catorce años, encuentra el cadáver de un vecino. El fatal hallazgo hace saltar por los aires los felices días de su adolescencia: en el barrio no tardan en correr teorías sobre el ahogamiento y la implicación que el joven pudo tener en esa muerte. Más de dos decadas despues, se propoíne reconstruir lo que realmente sucedió aquella maíñana de verano.á Con un extraordinario ritmo narrativo y la estructura fascinante de una investigación, Un hombre bajo el agua es una novela que ajusta cuentas con nuestra paríte más escurridiza: la memoria. Un viaje de ida y vuelíta en el que la escritura abre una grieta en la muerte por la que la vida acaba abriendose paso.