La novela Palma Sola: una historia de amor trata de describir, desde una perspectiva literaria, novelística, los hechos acontecidos en la
provincia de San Juan de la Maguana durante el mes de diciembre del año 1962, conocidos ampliamente por los dominicanos como “La Masacre de Palma Sola”. Máximo Vega ha construido una novela en la cual los importantes no son los que se mencionan como protagonistas de los hechos en los periódicos, las crónicas históricas, sociológicas o antropológicas y los noticieros: para el escritor, que trabaja desde la ficción, las importantes son las historias de los muertos, reales o ficticios. Liborio Mateo, Plinio Mesías y León Ventura Rodríguez son personajes secundarios, difuminados, lejanos en esta novela, aunque se cuente desde una investigación histórica que justifica lo narrado. Para Máximo Vega tienen una importancia fundamental aquellos que fueron testigos fundamentales de la tragedia, o los que cayeron abatidos por las balas de los soldados mientras creían ciegamente en la llegada mesiánica de una salvación eterna pero esquiva, en “esta isla ignota gue navega por el océano y el tiempo”, pero siempre desde la perspectiva de la ficción y la creación literaria. Un momento fundamental de la historia dominicana que ha encontrado otros cronistas, pero que ha sido novelada feliz y magistralmente en este libro por uno de los más importantes narradores de nuestro país.
Una niña enfervorizada espera a su padre, un mafioso dominicano al que idolatra y que siempre llega sin avisar, como los monstruos en las películas de terror. Papi aparece, desaparece y reaparece, cargado de dólares y un sinfín de coches, novias y regalos. Encarna, como ha señalado el crítico Juan Duchesne Winter, al «neomacho global» y triunfador de los trópicos, que provoca alucinaciones en todos los que lo rodean: «El problema es que papi, como el Mesías, siempre aparece pero nunca llega. Así se cumple la falla íntima de una pasión dominicana, la brecha de toda pasión de la espera, narrada en una prosa que inocula el ritmo del perico ripiao en el pulso tecno, que inyecta la bachata en la sonata».
Más que una simple colección de delirios, una amalgama de experimentos, tenteallás, homenajes y pendejadas varias, este conjunto de textos pretende recoger los relámpagos del sentido que atraviesan el negro firmamento del ubicuo nihilismo contemporáneo, realidad deplorable y únicamente vulnerable al ejercicio de las artes en general y de las letras, en particular. La arbitrariedad del medalaganarismo de su autor es sólo interrumpida por ese título que, a su manera, refleja una suerte de cosmovisión. Parafraseando a Víctor Manuel! y Ana Belén, “para la locura siempre hay tiempo y es a través del ejercicio de lo fantástico, de lo pretencioso, de lo hermoso, que se puede aliviar el alma, individual y colectiva, de las dolorosas cicatrices que deja tras de sí el ejercicio de la propia humanidad”.
El deporte a través de la sensibilidad de reconocidos escritores ' extranjeros y nacionales es lo que muestra Heriberto Morrison
en este estupendo libro. Sus páginas son un recorrido grato y
juicioso por textos literarios dedicados a diferentes disciplinas
deportivas, Rastrea la pasión deportiva de diferentes autores, los
analiza y los resalta.
Sin lugar a dudas este libro contribuirá a consolidar en la comunidad deportiva dominicana la exhortación de Juvenal que han asumido muchos deportistas como lema: “Mente sana en cuerpo sano”
RENÉ FORTUNATO