Ana Garrido quiere volar y dejar de ser una niña pobre de las minas asturianas. Pierde la fe en Dios cuando matan a su hermano, pierde la fe en los hombres cuando el primer amor la golpea y el segundo la abandona. Entonces promete escribir su destino con letras bañadas en oro.
Ana Garrido quiere poder. Entra al narcotráfico y logra controlar en España una industria criminal plagada de sujetos despiadados. La apodan la Rubia y termina tras las rejas, condenada a más de treinta años de prisión por dirigir el mayor alijo de cocaína jamás decomisado en Europa, la operación Temple. Aun así, no se arrepiente. Ella es la Dama del Norte.
A los veintinueve años, y tras haber compuesto un buen número de obras para los corrales de comedia, Pedro Calderón de la Barca logró una pieza de capa y espada modélica: La dama duende, amenísimo juego de amores, dudas, osadías y desplantes, cifrados en la tramposa alacena que preside y engrana una acción dramática magistral en su progresión y que se alimenta sobre todo de la confusión y el engaño.
En plena guerra austro-prusiana, el detective aficionado Julius Bentheim y su joven amigo Albrecht Krosick intentan sobrevivir en el campo de batalla hasta que son reclutados por el comisario Gideon Horlitz. Unas valiosas joyas pertenecientes al Imperio del Antiguo Egipto han sido robadas por una astuta banda criminal. Las huellas de este robo los llevarán a Egipto, convertido en un tablero de ajedrez donde se juega una partida por el gobierno del país del Nilo y en el que las alhajas robadas pueden tener un valor incalculable. Secretos, intrigas y una conspiración política internacional. Todas las pistas parecen llevar a una misteriosa mujer llamada Feline. Julius y Albrecht tendrán que decidir entonces si es una aliada en las sombras o la mayor mente criminal a la que se hayan enfrentado.