A lo largo de una trama que discurre con la precisión de un mecanismo de relojería, Jane Austen perfila una galería de personajes que conforman un perfecto y sutil retrato de la época: las peripecias de una dama empeñada en casar a sus hijas con el mejor partido de la región, los vaivenes sentimentales de éstas, el oportunismo de un clérigo adulador... El trazado de los caracteres y el análisis de las relaciones humanas sometidas a un rígido código de costumbres, elementos esenciales de la narrativa de la autora, alcanzan en Orgullo y prejuicio cotas de maestría insuperable.
La gran mansión de Netherfield Park, en la campiña inglesa, tiene nuevo inquilino: el señor Charles Bingley, un joven rico, atractivo y además... soltero. Con la llegada de este buen partido se despiertan las ambiciones de las familias de todo el vecindario, y la revolución es singularmente notable en la casa familiar, de posición más bien modesta, de las cinco hermanas Bennet: Jane, Elizabeth, Mary, Kitty y Lydia. Pronto hará su aparición en la región otro joven, Fitzwilliam Darcy, también adinerado y apuesto, y cuya arrogancia y misterio no dejará indiferente a Elisabeth, la más rebelde de las hermanas… En Orgullo y prejuicio, la novela que la consagró, Jane Austen representa ante nuestros ojos —con su estilo inconfundible de ironía y de aguda sensibilidad para observar la vida y captar todos los recovecos de la mente y del corazón humano— la dramática lucha entre los sentimientos y las conveniencias sociales que caracterizó la sociedad burguesa británica del siglo XIX.
Este volumen ofrece una selección explicada y cronológicamente ordenada de las cartas de Oscar Wilde realizada por Merlin Holland, nieto suyo y especialista en su obra, de manera que componen la autobiografía que él nunca escribió. Todo Wilde está aquí. Oscar Wilde. Una vida en cartas es la crónica espléndida de una mudanza terrible, y un auténtico espejo de la vida y la literatura de uno de los genios del siglo XIX.
Después de disfrutar de una vida de lujos como funcionario en la corte del emperador Xizong, el poeta chino Si Kongtu se retiró a las faldas del monte Hua para escribir Las veinticuatro categorías de la poesía. Considerada una obra fundamental en la estética literaria china, busca capturar, a través de la contemplación de la naturaleza, el Tao, el principio que rige el orden del universo.
Tres siglos más tarde, en Francia, el monje Bernardo de Claraval se propuso convertir los monasterios cistercienses que había fundado en una casa sublime para quienes, tras experimentar las inclemencias del mundo, decidieran retirarse de él.
El Paraíso claustral de Carlos Aganzo nace de una inmensa admiración por estos dos pensadores y de una reflexión propia sobre su (nuestra) presencia en el mundo. Un hilo de pensamiento del que el autor tira poco a poco en busca de sus propios aprendizajes, y que nos deja máximas luminosas y esperanzadoras de nuestra relación con el mundo que habitamos y, a la vez, nos habita.
Las emociones de un padre ante la iniciación verbal de su hijo impulsan este libro repleto de hallazgos. Sus páginas exploran el enigma de los aprendizajes esenciales que jamás recordaremos: empezar a caminar, hablar, formar la identidad y organizar nuestra memoria. Construyendo un luminoso relato lírico, su voz rinde tributo a la primera infancia y a la lengua misma, fruto de un raro equilibrio entre enamoramiento y reflexión.