Este singular opúsculo de uno de los más renombrados biógrafos del siglo XX, Emil Ludwig, fue publicado por primera vez en español en 1939, en una traducción preparada por Francisco Ayala en el Buenos Aires en elque se había exiliado. Para su trabajo, Ayala se basó en los manuscritos originales del autor, a medida que éste los iba redactando. Hoy recuperamos este libro, en el que el lector se encontrará con la capacidad de análisis de un biógrafo que, ya en fecha temprana, es capaz de estudiar los mecanismos y motivaciones de determinados comportamientos que le son contemporáneos. Ludwig se había entrevistado con Mussolini y con Stalin, y esbozó para ellos sus retratos del natural. No sucedió lo mismo con Hitler, al que describió sin haberlo conocido. Especial interés tiene el último capítulo, en el que Ludwig busca el origen del militarismo alemán en el espíritu prusiano.
"¡Dios mío, ese grito!"
Un piolet y un grito desgarrador son los elementos que cargan de dramatismo el instante en el que Ramón Mercader acabó con la vida de Trotsky, una historia condenada a ser reconstruida mil veces, porque se ha convertido en uno de los mitos de nuestro tiempo. Pero ese momento es sólo un episodio más del fascinante devenir de la familia Mercader, narrado aquí como si de una de las grandes odiseas que caracterizan la novela moderna se tratara, y en el que no es Ramón, sino su madre Caridad, quien emerge como la figura principal de esta convulsa crónica del siglo XX.
Estamos ante uno de los personajes más conmovedores de nuestra historia. Juana de Castilla fue convertida en una sombra, primero por su marido, Felipe el Hermoso; después por su padre, Fernando el Católico, quien la recluye en Tordesillas; y finalmente por su hijo Carlos V, que la ignora. Este relato nos presenta las desventuras de aquella pobre reina que murió joven, sola y alejada de lo que más quería: sus hijos.
La China de hoy es una sociedad aparentemente contradictoria: parece conjugar una forma extrema de occidentalización con la pervivencia de los modelos tradicionales, algo que tiene mucho que ver con la visión que tenía Mao de China: una sociedad ideal unida por un consenso absoluto. La realidad de este inmenso país asiático, que tanto sorprende e incluso inquieta, es muy difícil de entender sin comprender lo que significó el maoísmo y, sobre todo, la figura misma de Mao Zedong, que ha sido interpretada hasta ahora a la luz de patrones occidentales que, inevitablemente, dibujan una caricatura del personaje, unas veces como monstruo y otras como héroe, muy alejada del hombre real que fue. Este libro de Philip Short, corresponsal de la BBC en China durante muchos años, es en parte historia de aventuras, en parte historia intelectual y, en parte, intriga política. Respaldada por una masa ingente de documentos secretos procedentes de los archivos recientemente abiertos del Partido Comunista chino, esta biografía de Mao, que se lee como una novela, de un tirón, permite, al fin, comprender en todas sus dimensiones esa figura colosal del siglo XX cuya sombra sigue planeando sobre el siglo XXI.
Cuando Albert Speer fue condenado por el tribunal de Nuremberg, en 1948, a veinte años de prisión, Hugh Trevor-Roper escribió: «Ahora probablemente tendrá la oportunidad de escribir su autobiografía. Serán las únicas memorias del Tercer Reich que, siendo de gran valor, además invitarán a la lectura.» El libro que hoy presentamos es la crónica apasionada de un hombre que durante doce años estuvo unido a Adolf Hitler por una relación única aunque de distinto signo: como arquitecto remodelador de la ciudad de Berlín, capital del Imperio, como amigo próximo en las tertulias de la Cancillería del Reich, como tecnócrata y organizador de una prodigiosa estructura armamentística y, a la vez, como un inesperado opositor. El documento que hoy presentamos es sin duda uno de los más valiosos para entender un período turbulento de nuestra historia reciente.