Abundan los motivos en Sustento de vida, pero hay uno superior en el que todos se congregan: el Amor es la ruta a retomar después del desvío, en medio de la predilección del mundo por un desarrollo que es capaz de ignorar el bien colectivo, la cultivación del espíritu y la preservación del alma; y es Dios, el sustento de la vida de este humilde autor, la auténtica imagen de ese Amor por el que tanto aboga. Por eso hay en cada composición una marca social y otra religiosa, a veces una es más marcada, a veces compiten en presencia.
De esta manera, tanto la prosa de pocas complicaciones como el verso más sentido que cargado, le sirven como medios excelentes para, correlativamente, materializar sus críticas y denuncias y dar cuerpo a sus cánticos de alabanza. Ambos extremos construidos sobre la base de una genuina preocupación por los problemas del ser humano de hoy.
Agotado