Un llamamiento a involucrarnos cívicamente para tomar las riendas de nuestro futuro
Los ciudadanos tendemos a culpar al Estado, al mercado o a cualquier otra entidad abstracta cuando estamos insatisfechos. Los actores económicos, ocupados únicamente en la maximización del beneficio propio, no tienen ninguna motivación racional para interrogarse por el bien común. Asimismo, los poderes públicos se desentienden de las consecuencias finales de sus acciones.
El jurista Rodrigo Tena sostiene que la huida de la responsabilidad es el fenómeno más importante en la vida pública actual, que ha contaminado a todos los agentes sociales y que tiene múltiples manifestaciones. Delegamos en el sistema nuestros compromisos individual y colectivo, y a su vez el sistema se rige por incentivos perversos que fomentan el comportamiento irresponsable.
Con las cámaras de los teléfonos convertidas en apéndices humanos generamos muchas más imágenes de las que podemos consumir, imágenes que nos someten y ante las que, a veces, no queda más que sublevarse. Imágenes que nos degluten y a las que de vez en cuando conviene deglutir. Imágenes que, bajo la alfombra inabarcable de las millones de reproducciones, casi siempre nos ocultan los imaginarios de esta era, que empezó con la nueva derecha poniendo a volar la cabeza sin cuerpo de Lenin sobre el cielo de Berlín y se alarga hasta un presente en el que la nueva izquierda ha echado a cabalgar el cuerpo sin cabeza de Franco en el suelo de Barcelona.
En algún momento a mediados de la segunda década del siglo XXI, la política mundial cambió drásticamente. Desde entonces, ha estado guiada por demandas de carácter identitario. Las ideas de nación, religión, raza, género, etnia y clase han sustituido a una noción más amplia e inclusiva de quiénes somos: simples ciudadanos. Hemos construido muros en lugar de puentes. Y el resultado es un creciente sentimiento antiinmigratorio, además de agrias discusiones sobre víctimas y victimarios y el retorno de políticas abiertamente supremacistas y chovinistas.
En Estados Unidos, el declive de las instituciones ha facilitado el auge de una serie de aventureros políticos cuyo nacionalismo económico y tendencias autoritarias amenazan con desestabilizar el orden internacional. Pero también en Europa están surgiendo nacionalismos populistas que buscan una conexión directa y carismática con «el pueblo», que a menudo se defi ne con unos términos identitarios restringidos que dejan fuera a gran parte de la ciudadanía.
Francis Fukuyama, uno de los pensadores políticos más importantes de las últimas décadas, hace un alegato urgente y necesario en defensa de la recuperación de la política en su sentido más elevado y generoso. Un ensayo compacto y combativo sobre la importancia de conformar una idea de identidad que profundice en la democracia en lugar de destruirla.
La pandemia ha acelerado una nueva tipología de políticos, de instituciones y de gobiernos. De esta forma, todas las estrategias mecánicas y vacías utilizadas para posicionar la imagen de un candidato empiezan a ser rechazadas por la opinión pública, mientras surge un nuevo estilo de imagen política basado en los ejes de la pasión, la compasión y la fascinación. Esta autenticidad que practican los líderes más impactantes y aclamados actualmente es una manifestación potente de la firmeza y la compasión.
En este libro, Imelda Rodríguez Escanciano, referente en Comunicación estratégica e Imagen pública, nos muestra el recorrido que va desde la autenticidad al poder, a través de personajes históricos y actuales, de instituciones, ideas y autores, a partir de los cuales despliega un modelo sobre la autenticidad. Su pionero Método de Imagen Política revela los cimientos de la autoridad útil y del carisma anhelado por los ciudadanos.
Con conceptos novedosos como la «misericordia activa» o el «liderazgo femenino abierto», protagonizado por figuras de la talla de Angela Merkel, Jacinda Ardern o el tándem formado por Joe Biden y Kamala Harris, la autora analiza la imagen de los dirigentes más trascendentales del mundo, deteniéndose también en los puntos ciegos de distintos políticos, en el análisis del fenómeno de Isabel Díaz Ayuso o en las claves de las tácticas empleadas por conocidos asesores.
El capitalismo entró triunfante en el siglo XXI y su rival comunista quedó relegado al pasado. Pero la gran recesión y el incremento de la desigualdad han socavado la fe en su estabilidad, reavivando los interrogantes sobre sus perspectivas a largo plazo. ¿Está el capitalismo en vías de desaparición? Si es así, ¿qué podría sustituirlo? Y si perdura, ¿cómo afrontará las futuras crisis sociales y medioambientales y los inevitables costes de la destrucción creativa? Francesco Boldizzoni muestra que estas y otras preguntas han estado en el centro de muchos análisis y especulaciones desde los primeros socialistas y Karl Marx hasta la actualidad. El capitalismo ha sobrevivido a las predicciones de su desaparición no, como muchos piensan, por su eficiencia económica o por las virtudes intrínsecas de los mercados, sino porque está arraigado en la estructura jerárquica e individualista de las sociedades occidentales modernas.
Imaginando el fin del capitalismo nos lleva a un fascinante viaje a través de dos siglos de profecías incumplidas. Un tour de force intelectual y un llamamiento a la acción política, que cambiará nuestra comprensión del sistema económico que determina el tejido de nuestras vidas.
Durante toda la historia, los imperios han jugado un papel crucial en las relaciones entre pueblos, territorios y culturas. El temor y la memoria de violencia que suscitan solo es comparable a la fascinación que siguen despertando en todo tipo de literatura. Ante la confusión y la hostilidad que puede provocar su simple evocación, este libro guía al lector en el uso crítico de la categoría de imperio, con el foco puesto en el que quizás sea su momento de mayor efervescencia, la época contemporánea. No en vano, en dicho período surgieron dos fuerzas que redefinieron el concepto: el nacionalismo y el imperialismo.
A través de un recorrido por las distintas estructuras imperiales sucedidas en los últimos dos siglos, se ofrece en estas páginas una pequeña muestra de una larga tradición de pensamiento que ha reflexionado sobre el poder y el dominio, el conflicto y la violencia, sobre el tiempo en su larga duración, sobre la constitución y supervivencia de diversas comunidades humanas, sobre los sucesivos órdenes globales, que de todo ello da cuenta la historia de los imperios y los imperialismos.