Portugal, España, Chile y Argentina vivieron, entre mediados de los años setenta y los ochenta, un proceso de transición tras el final de las respectivas dictaduras que hubieron de padecer. No siempre es cierto que tras la tormenta llegue la calma, pues la lucha contra la inercia de estos regímenes suele convertirse en un tenaz obstáculo en el camino hacia la democracia. Pero ¿es este el destino que realmente se alcanza o es la normalización —la adaptación— de los anteriores engranajes al mecanismo democrático? En cualquier caso, fueron procesos protagonizados por la pugna entre el cambio y la continuidad, lo nuevo y lo viejo, el diálogo y las armas, la memoria y el olvido.
¿Qué es la «vida líquida»? La manera habitual de vivir en nuestras sociedades modernas contemporáneas. Se caracteriza por no mantener ningún rumbo determinado puesto que se halla inscrita en una sociedad que, en cuanto líquida, no mantiene por mucho tiempo una misma forma. Lo que define nuestras vidas es, por lo tanto, la precariedad y la incertidumbre constantes. Y el motivo de preocupación que más obstinadamente nos apremia es el temor a que nos sorprendan desprevenidos, a no ser capaces de ponernos al día de unos acontecimientos que se mueven a un ritmo vertiginoso, a no captar el momento en que se hace perentorio un cambio de enfoque y quedar relegados. Así, dada la velocidad de los cambios, la vida consiste hoy en una serie (posiblemente infinita) de nuevos comienzos... pero también de incesantes finales. Entre las artes del vivir líquido moderno y las habilidades necesarias para ponerlas en práctica, librarse de las cosas cobra prioridad sobre el adquirirlas. Bauman nos brinda un diagnóstico de nuestras sociedades certero, agudo e inmensamente conmovedor.
We the People traza la historia del constitucionalismo estadounidense, desde la fundación de la República hasta la revolución de los derechos civiles de la década de 1960 y la crisis actual provocada por la governance neoliberal, para afirmar con todo vigor la función primordial desempeñada por el poder constituyente del pueblo estadounidense en el ritmo de producción de la norma constitucional y del derecho positivo. Lejos de afirmar un modelo constitucional basado en la reproducción de la norma jurídica al ritmo de los equilibrios de un poder constituido congelado en el tiempo, el profesor Ackerman reivindica y reconstruye con toda precisión teórica los momentos histórico-constitucionales, producto genuino de procesos intensísimos de lucha de clases y de antagonismo social, en los que la voz del pueblo se impone en un complejo juego de desplazamientos de los equilibrios institucionales y de innovaciones en el campo jurídico-constitucional. En el caso de la historia estadounidense, la fundación de la República contra el dominio colonial, la Guerra Civil contra el Sur racista, el New Deal contra el modelo del laissez faire liberal y la revolución de los derechos civiles contra el segregacionismo del sistema de Jim Crow han supuesto una mutación fundamental del pacto constitucional de la nación y la inauguración de un nuevo ciclo político y legislativo. Estos puntos de inflexión despliegan con toda nitidez la potencia del poder constituyente contra la usurpación tendencial de los sucesivos pactos constitucionales por el poder constituido ligado a las clases y los grupos sociales, cuyo poder proviene de estructuras de dominación que la constitución política intenta someter a la voluntad democrática del pueblo. El libro contiene, pues, una teoría de la constitución entendida como resultado de la radicalización de la democracia mediante la imposición de nuevas cartas de derechos fruto de las nuevas necesidades políticas y socioeconómicas de la inmensa mayoría.
Jared Diamond se pregunta cómo unas sociedades que han desaparecido sin apenas dejar huella de su evolución han alcanzado una próspera civilización material y cultural. El punto de partida es una rigurosa investigación de los casos de culturas que no han perdurado: historias trágicas como la de los mayas, los habitantes de la isla de Pascua, los indios anasazi en Norteamérica; historias menos terribles como las de Islandia o de Japón; historias de vencedores y vencidos como el caso de la República Dominicana y de Haití y, finalmente, historias aún abiertas como las de China o de Australia, que están buscando soluciones innovadoras a sus desafíos ecológicos y sociales.
Lo público, lo común es el espacio en el que hemos de interactuar y relacionarnos para encontrar salida a problemas que nos afectan individual y colectivamente. Las instituciones públicas son parte integrante del escenario, pero no agotan el significado de lo público. Ni las políticas ni las decisiones públicas han de ser vistas como cosas de especialistas que pactan en secreto lo que nos va a afectar. Este un libro pensado en clave de aplicación práctica. Quiere ser una guía para innovadores y transformadores de la esfera pública, buscando, para ello, incorporar elementos, consejos y herramientas que sirvan al innovador, a quién quiere ir más allá de lo puramente incremental y quiere transformar su entorno.
Los lectores encontrarán así, un conjunto de casos extraídos de la realidad española italiana e incluso latinoamericana que dan vida, ilustran y enriquecen las aportaciones conceptuales y analíticas sobre Decisiones Públicas. Asimismo, el libro aborda las nuevas oportunidades que el cambio tecnológico ofrece tanto a los actores para su interacción como para renovar la forma de entender el análisis y la gestión de las políticas públicas.
El presente libro propone una descripción realista de una nación cuya potencia ha sido indiscutible, pero cuyo declive parece irreversible. Los Estados Unidos, antaño indispensables para el equilibrio mundial, ya no pueden mantener su nivel de vida sin los subsidios del mundo, e intentan enmascarar su retroceso mediante una actividad militar teatral dirigida contra países insignificantes. A lo largo de sus páginas, el autor pone de manifiesto cómo, al carecer de las fuerzas necesarias para controlar a los principales actores económicos y estratégicos, Estados Unidos está abocado a perder la partida por el dominio del mundo y a convertirse en una potencia más.