Me acerqué a El regreso del hijo pródigo de Rembranndt como si se tratara de mi propia obra: un cuadro que contenía no sólo lo esencial de la historia que Dios quería que yo contara a los demás, sino también lo que yo mismo quería contar a los hombres y mujeres de Dios. En él está todo el evangelio. En él toda mi vida y la de mis amigos. Este cuadro se ha convertido en una misteriosa ventana a través de la cual puedo poner un pie en el Reino de Dios.
El Zohar es sin duda alguna la obra más famosa del pensamiento místico universal, y de la CÁbala en particular. Sus enseñanzas influyeron en el pasado y repercuten actualmente en todas las religiones conocidas. Rabí Shimón Bar Iojai y sus alumnos, fuera del espacio y del tiempo, analizan, investigan y desmenuzan los temas más profundos y herméticos de la existencia humana, tal como la creación, tal como la creación del mundo conocido y de todos los mundos espirituales que le precedieron, el origen, la conformación de las almas y sus reencarnaciones, la vida después de la muerte o el sentido de lo Masculino y lo Femenino. A través de enseñanzas y relatos cargados de una fuerza vital impetuosa, la sola lectura de El Zohar modifica y transforma la vida de la persona hasta niveles sobre los que sólo puede atestiguar y transmitir quien se ha prestado a esta increíble vivencia de Luz abrasadora. El volumen Vil se ocupa del análisis místico de los sueños del Faraón, de la interpretación de los mismos a través de José, y del extraño y misterioso reencuentro de José con sus hermanos tras años de separación y distanciamiento. Con la intención de completar los pasajes bíblicos analizados en el presente volumen y en los anteriores, se incluye un estudio acerca de la Interpretación de los sueños.
El Zohar es, sin duda alguna, la obra más famosa del pensamiento místico universal, y de la Cábala en particular. Sus enseñanzas influyeron en el pasado y repercuten actualmente en todas las religiones conocidas. El volumen IX nos habla del tema del exilio, un asunto extraño y enigmático, pero esencial para comprender el devenir del alma. El descenso de las almas desde los mundos espirituales a nuestro mundo físico tiene una noble finalidad, que es el regreso a la vida verdadera y plena, simbolizada por la Tierra Prometida.