En plena guerra austro-prusiana, el detective aficionado Julius Bentheim y su joven amigo Albrecht Krosick intentan sobrevivir en el campo de batalla hasta que son reclutados por el comisario Gideon Horlitz. Unas valiosas joyas pertenecientes al Imperio del Antiguo Egipto han sido robadas por una astuta banda criminal. Las huellas de este robo los llevarán a Egipto, convertido en un tablero de ajedrez donde se juega una partida por el gobierno del país del Nilo y en el que las alhajas robadas pueden tener un valor incalculable. Secretos, intrigas y una conspiración política internacional. Todas las pistas parecen llevar a una misteriosa mujer llamada Feline. Julius y Albrecht tendrán que decidir entonces si es una aliada en las sombras o la mayor mente criminal a la que se hayan enfrentado.
John Dunbar, conocido como «el Basilisco», quiere dar la espalda a su pasado de brutalidad y errancia y vivir por fin en paz junto a su familia. Se asienta con Lucrecia y su hija, Felicidad, en el inhóspito Valle de las Rocas, en pleno territorio navajo. Sin embargo, hasta allí le perseguirán los enemigos más aterradores que haya conocido nunca, unos enemigos que no parecen proceder de su mismo mundo. Por su parte, Jon, el escritor creador de las aventuras del Basilisco, regresa a su pueblo natal. Pretende rehabilitar la vieja casa familiar e instalarse en ella. Mientras, en el lejano oeste, Dunbar acoge al hijo de un antiguo enemigo y duda del amor de Lucrecia, dificultades para las que su experiencia como pistolero no le ha preparado, Jon se topa con una rival que estuvo a punto de arruinarle la vida y que parece dispuesta a intentarlo de nuevo. Así, las vidas del personaje y su autor se aproximan hasta casi confundirse.
El presente libro, escrito entre 1351 y 1355, es una de las primeras biografías de Dante en sentido moderno. Boccaccio, gran admirador y conocedor de la obra del poeta florentino, al que sin embargo jamás llegó a conocer, se propuso componer una semblanza del que fue estrecho amigo de su padre y, a sus ojos, víctima de la bajeza moral de la Florencia del siglo XIV. Para ello, recurrió tanto a episodios transmitidos por la tradición oral como a testimonios de personas que lo conocieron, y abordó la figura del escritor con gran rigor moral y finísima ironía. Dante se nos muestra en estas páginas como hombre concernido por la realidad de su tiempo y creador de una obra divina—tal como el propio Boccaccio la bautizó—que abraza la literatura sacra y profana; como poeta que no sólo custodia el saber teológico, sino que también defiende la verdad y los valores de la humanitas.