Los dos escritos de Romain Rolland aquí editados, Empédocles de Agrigento (1918) y El relámpago de Spinoza (1924), fueron publicados de manera conjunta en 1931. La unidad temática de ambos textos justifica este criterio integrador, que es el que sigue Pilar Benito Olalla, responsable de una traducción novedosa y muy cuidada.
Los dos textos de Rolland sobre estos memorables filósofos, Empédocles y Spinoza, coinciden en la apropiación entusiasta, ardorosa, de obras que trascienden la contingencia histórica para mostrar su valor y resonancia en la actualidad.
Surge así un deslumbrante juego hermenéutico en el que es una aproximación individual como la de Rolland, marcada por una potente subjetividad, la que desvela aspectos esenciales, hasta ahora ocultos, de la obra de estos autores. Comparece ante el lector una armónica tríada de voces rotundas: la fecunda impronta filosófica de Empédocles y Spinoza, y el peculiar sello lite- rario de Rolland.
Este libro parte del estado actual de los estudios sobre María Zambrano para poner de relieve la actualidad de su pensamiento. Los destacados intérpretes que en él se dan cita exploran las diferentes direcciones en las que la obra de Zambrano sigue generando un fructífero debate intelectual.
El volumen alberga también una dimensión histórico-biográfica que examina la filiación filosófica de Zambrano y presta particular atención a los meandros de su trayectoria vital y espiritual, en cuya dirección fueron determinantes los acontecimientos políticos de su tiempo.
Con todo, el estudio no puede obviar los años de formación de la autora en el ámbito de la “Escuela de Madrid”, decisivos tanto por lo que tuvieron de “encuentro” con el pensamiento como por los notables desencuentros con algunos de sus más destacados exponentes.
Desde la antigua Mesopotamia hasta la época helenística y romana, desde la antigua India hasta el Mediterráneooriental, se crearon en la Antigüedad algunas de las composiciones más poéticas y de sentimiento religioso más profundo de la historia de la literatura y de la religión.
Este libro sigue el rastro de constantes hímnicas que desde la antigua Mesopotamia dan expresión al canto a la divinidad, mezclándose entre sí y adaptándose a nuevos dioses hasta llegar en época helenística al Mediterráneo oriental.
A las distintas tradiciones hímnicas que se van imbricando hasta llegar al mundo grecorromano –babilonia, acadia, egipcia, india, ugarítica, hitita y luvita– está dedicada la primera parte del libro. La segunda parte se consagra a la variedad hímnica en el Oriente heleno.